Eran las 22:30 de la noche cuando volvió Lucerys. Hoy Rhaenyra ni le regañó. A estas alturas hacerlo no servía de nada.
Cregan los había llevado por la carretera 250, donde bajando media hora había una tienda de caza. El contrario no preguntó, porque directamente supuso que quería algo para defenderse de los matones, lo mismo le había dicho a Arya también.
La realidad es que había conseguido una pistola automática que le costó lo ganado con el dinero de la droga.
No se esperó para nada tener a Aemond sobre su cama, moviendo se esa forma tan hábil la navaja mientras le observaba con fijeza a los ojos. Se sintió nervioso.
— ¿Sabes que el hijo de quien te vendió esa pistola es mi amigo, no? —cuestionó con tranquilidad.
Lucerys jadeó se desesperación. No sabía cómo el otro estaba metido en absolutamente todo lo ilegal, incluso las armas.
— ¿Cómo te metiste aquí?
El mayor señaló la ventana.
Lucerys suspiró y fue a dejar la pistola en su mesilla de noche, mismo que la navaja que había cogido de Aemond y ahora era suya.
— Has hecho bien en conseguir un arma. A la próxima simplemente pídemelo—atrajo al contrario por la cintura, este se sorprendió pero no protestó — Vamos a dormir.
— No necesito depender de ti para todo, Aemond. Solo quiero la seguridad de mi familia—le quería meter una hostia y a la vez deseaba poder dormir a su lado. El contrario pese a toda la inseguridad que le traía a la vida, le hacía sentir protegido.
Se quitó la ropa hasta quedar en boxers, luego se metió bajo las mantas. Aemond hizo lo mismo. Cara a cara, lo observó durante varios segundos antes de hablar.
— Lo siento por involucrarte en esto. De verdad que lo siento—murmuró.
Y con esas palabras Lucerys volvía a estar prendido de esta relación tan tóxica que tenían. Se aproximó al mayor y buscó besarlo, con timidez, con ligero miedo de que se separase.
Aemond lo besó entonces. Fue solo una unión superficial, para posteriormente hacerlo girar y abrazarlo por la espalda. Dejó varios besos en su nuca, en su hombro. Luke se estaba sintiendo especial, era una sensación rara.
— Tienes que alejarte se Alys.
— Lo sé…—susurró Aemond. Debía poner a su familia lo primero, como siempre había hecho— Solo necesito tiempo para hacerlo bien.
— El tiempo se agota—Lucerys se pegó a su cuerpo, una mano sobre la ajena que se hallaba en su tripa.
Ambos estaban encantados con la suavidad de sus pieles, con el calor que emitían. Aemond amaba ese olor impropio, le hacía ponerse entre cachondo y necesitado. Su palma sobre su muslo derecho, delineó hacia su trasero, luego cintura y finalmente fue hacia delante por su pecho.
Dedo sobre su boca, metió el índice dentro y esperó a que chupase.
Lucerys sabía ser bueno, sabía obedecer así que eso hizo. Le siguió el rollo moviendo la cabeza de delante hacia atrás como si le hiciera una felación. Todo sin embargo acabó ahí, estaban muy cansados como para follar. Aemond no podría tampoco, estaba algo inseguro aún con respecto a este tema.
Se durmieron abrazados, en paz. Uno transmitiéndole seguridad al otro y el otro, más tranquilo por sentir que podía protegerlo de todos estando a su lado.
Notas del autor.
Actualización corta pero necesaria.
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POLVO VALYRIO (LUCEMOND + JAEGON)
FanficDesde generaciones se dedicaron a la creación y distribución del bien conocido Polvo Valyrio, una sustancia química capaz de crear alucinaciones duraderas en menos de un minuto de tiempo de espera. Muy barata y bastante más peligrosa que las drogas...