No lo podía creer, ya era viernes, y el dibu se habia olvidado de preguntarle, más bien, avisarle a su mujer los planes que tenía para este día, no podía creer que pudo comprar los boletos de avión pero no pudo hablar con su esposa.
Se encontraba sudando de los nervios del que iba a decir su esposa si él llegaba y de la nada le decía "che mi amor, mira que salgo con un amigo, me voy a España, no me esperes despierta" simplemente no podía hacerle eso. Pensaba, pensaba y no dejaba de hacerlo, sentía que su cabeza iba a estallar, pero paró al darse cuenta que Mandinha lo miraba raro desde la otra punta de la habitación.„¿En que pensas tanto?” Dijo su señora mientras se iba acercando lentamente a emiliano para poder quedar al frente de él.
„En tantas cosas que si te digo nada también estaría correcto” expresó el dibu para después levantarse de la cama en dónde estaba sentado y quedar cara a cara (ponele pq él le saca como mil kilómetros) con ella.
„Dale, no seas tonto y contame, no creo que sea nada malo, confío en que no vas a andar mintiendome a mi” expresó antes de plantarle un beso en los labios del otro, rodeando sus brazos en el cuello de este.
„Nunca te mentiría, cariño, no creas bobadas” protestó el dibu, agarrandole la cintura a la muchacha para besarla nuevamente „Simplemente me acordé de una juntada que tenía planeada para hoy” prácticamente dijo susurrando entre besos, tenía miedo de lo que su esposa le podía llegar a decir.
„¿Una juntada? Mmm ¿Con quién?” podría ella negarlo, pero estaba un poco celosa, no quería ser tachada como una "tóxica" pero aunque confiara en su marido, no confiaba en los demás que se le acerquen.
„Con un amigo, el papu, Alejandro Gómez, vos lo conoces, con el jugué en la copa américa del año pasado” se encontraba sudando de nuevo, de verdad no quería ser el que tira el mensaje a último momento cancelando todo lo que llevaban planeando desde hace días.
„Bueno, mientras me prometas que otro día también vamos a salir nosotros, una linda salida” mencionó Mandinha guiñandole el ojo al dibu, de nuevo posicionándose para posar sus frentes lo más juntas posibles „¿Cuando vas a volver más o menos? ¿Te esperamos para cenar?” preguntó la mujer, de verdad esperaba ver a su amado a la noche y comer en familia, pero si él decía que no podía, iba a poner su mejor sonrisa y trataría de arreglárselas.
„Supongo que volveré mañana temprano, él y yo teníamos pensado tener un pequeño recorrido por los alrededores ” okay, ya sabía él que le acababa de decir que nunca le iba a mentir, pero ahora mismo no le estaba diciendo la verdad, ellos iban a recorrer la ciudad? sí, pero eran las ciudades de Inglaterra? No. Le estaba diciendo una verdad parcial en todo caso, a él nadie lo podría tachar de mentiroso, jamás.
„Esta bien, querido, no te preocupes, yo voy a estar esperándote acá con nuestros filhos” dibu quería responderle, pero ella lo calló con un piquito en los labios.
De verdad él no esperaba esa reacción, pero estaba feliz de que lo dejara ir, cuando ella lo soltó, fue corriendo a agarrar su celular para avisarle al papu que estaba listo para pasar un rato agradable con él.
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Había tratado de aprovechar la mayor parte del día y la tarde para pasarla con su familia, él sabía que no iba a estar en la noche ni la mañana, por lo que procuraba estar tanto arriba de ellos como le sea posible.
Sus hijos estaban felices, su esposa estaba feliz, él también estaba feliz.
Vió que ya era hora de que esté en el aeropuerto, su vuelo salía en media hora, él agradecía que le quedaba cerca el lugar, sin eso no sabría que haría. Se cambió rápido, con lo más adecuado para la ocasión encontró, un poco informal pero valía la pena, se despidió de su familia, besando y abrazando a cada uno de los integrantes, y se fue con una especie de mochila en taxi hacia el aeropuerto .
Llegó justo a tiempo para abordar el vuelo, tenía la suerte de que no le tenía miedo a volar porque sino estaría en el horno ahora mismo.
Fue rápido, unas dos horitas más o menos, llegó justo a las 8 en punto, de verdad quería estar todo el tiempo que podía con el papu.
A penas y pisó el aeropuerto de España, vio un letrero con su nombre, alegrandolo un poco, y se alegró aún al ver quién sostenia el cárter, su querido amigo, el papu Gómez. Podrá parecer cursi, pero fue corriendo a abrazarlo, te juro que si se tiraba un poco más fuerte, se caían los dos al piso.
Se saludaron y fueron directo al coche del más bajo