Sin que me hables entenderte 🤐

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A tan solo segundos estaban antes de entrar a la cancha y empezar a jugar el partido que definiría que selección es la que se merece ser campeón del mundo. Todos estaban nerviosos, pero no como para dejarlo todo e irse rajando de acá por el miedo, tenían miedo, si, pero eso los hacía más fuertes aún, eso les daba las ganas para ir y romper todo el estadio a la mierda.
Se llevarían la copa de una forma u otra, lo único que sabían es que esta noche no se iban con las manos vacías ni a palo.
Listos, en fila para ir entrando a la cancha se encontraba la scaloneta. Dibu estaba, como siempre, tras Messi. Él estaba ahí tratando de relajarse lo que más podía, estaba sudando frío y tenía lágrimas formándose en los ojos, lágrimas que se encontraban trabadas sin poder salir. Al ver eso, papu lo tomó de la mano y se lo llevó a un pasillo cercano, en el cual no había nadie prácticamente ya que se encontraban la mayoría en la entrada a la cancha o ya en esta.
Antes de llevárselo, le avisó a los chicos que se lo llevaba prestado un minuto nada más, había que avisar por si las dudas. Ahora sí, en el pasillo en dónde se encontraban estos dos.
Emi estaba totalmente confundido, no sabía porque lo había traído ahí, él quería que lo lleven al arco y lo trajeron a un lugar random.

Que hacemos acá, por qué me trajiste?” preguntaba dibu mirando para todos lados, intentaba ubicarse en espacio y tiempo en este instante. En poco tiempo se dió cuenta que se encontraban literalmente a la vuelta de dónde se encontraban los albicelestes y les bleu.

„Ahora estamos solos y seguros, pibón” decía lo más tranquilo,  envolviendo la cintura del más alto en un abrazo apoyando su oído en la pecho de este. „Te escucho los latidos y estás muy exaltado, encima te ví tratando de llorar, no te recomiendo hacerlo antes del partido porque sino no vas a poder ver las pelotas que van al arco” le aconsejaba mientras sentía como de a poco de relajaba el cuerpo del dibu ante su agarre, colocando sus brazos en los hombros del papu.
„Te amo mucho como para verte llorar tan seguido, prefiero mil veces verte así porque lo causé yo, porque se que eso después lo podemos hablar y resolver estando juntos, teniendo algo como excusa para poder pasar más tiempo con vos, pero, verte llorar por la final del mundial? Eso sí que no, esas cosas no se solucionan de un día para el otro, pregúntale a leo o a angelito si fue tan bonito” estaba siendo lo más serio que podía, de verdad no quería verlo afectado por los sentimientos en la cancha.

Esperaba una respuesta por parte del menor, aunque solo hubo silencio.
Pensaba que no iba a decirle nada por el mini discurso que se mandó.
Dibu, en cambio, no soltó ni una palabra, habló con acciones. Dejando uno de sus brazos alrededor de los hombros de Ale, movió su otra mano y la colocó bajo la barbilla de este.
Papu solo lo se dignó a apreciar cada uno de sus lentos movimientos, era obvio lo que iba a hacer.
Haciendo un amague de beso, emi fue acercando sus rostros despacio. Viendo que el que se encontraba al frente suyo cayó en esto, se rió un poco de él. Estaba con los ojos cerrados y haciendo piquito, le parecía muy tierno y tonto, ahora quién es el toma la iniciativa con el otro, eh?
Sonrió, cerrando los ojos, antes de unir sus bocas en un beso.
Iba tranquilo y lento, una demostración de que todo iba a estar bien y no tenía nada de que preocuparse, va, eso era lo que uno sentía que le transmitía.
Se separaron, no duró tanto como les hubiera gustado, pero lo suficiente como para que se conformen.

No sabía que Beckham era tan bueno para estás cosas, quien lo diría, verdad”  le acarició la pelada en forma de burla, terminando con todo el amor que le tenía el papu.

„A veces no entiendo porque te di bola en primer lugar, pedazo de puto entrega cola” lo soltó enseguida y empezó a caminar al lugar en donde se encontraban sus compañeros.

Che, para, no te vayas, no me dejes, yo soy el que va a jugar” le decía mientras lo iba siguiendo a paso rápido, el chiquitín no era tan lento como simulaba ser.
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Dios, ya comenzó el partido, se encontraban once de sus amigos ahí adentro, enfrentándose a once africanos, digo, a once franceses que tenían el mismo objetivo que ellos, llevar la copa del mundo a casa.
No quería ver, estaba nervioso, se tapaba los ojos y se hacía bolita. También se paraba y caminaba, más bien, corría de un lado. Se mordía las uñas, los molestaba a todos los que estaban a su alrededor, sobre todo a dybala sin razón aparente.
Gritaba por las faltas, los puteaba a los de la selección francesa cada vez que tocaban a uno de los de los suyos.
Cobraron penal a favor de ellos, lo va a patear Messi. Obviamente es gol, se emocionó un montón y se tiró arriba de Paulo para abrazarlo y gritarle el gol en el oído. Lo zarandeaba de un lado al otro y el solo se dejaba, se llevaban bien y el sentimiento que compartían ahora no se podía arruinar por nada.
El tiempo pasaba y los nervios aumentaban. Di María se encontraba en el área de los europeos, lo perdidas de vista dos segundos y ya lo tenías en el arco. Estuvo más tiempo ahí que el mismo Lloris.
Gol del fideo, dios, tremendo baile morboso le estaban pegando a los franchutes esos, estaban danzando tango en la cancha y era algo obvio.
Esta hermosa obra de arte fue a gritarla con la hinchada, estaban compartiendo la misma emoción en este instante, sería una falta de respeto no gritar ese golazo con los argentinos.
Hubieron algunos cambios y después sonó el silbato por la finalización del tiempo establecido.

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