Capítulo #8

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Alina le dió las gracias a Jorge y se bajó del auto
- oye - le dijo este, cuando ella a penas había dado unos pasos, Alina giró sobre sus pies y le prestó atención - si no estás muy ocupada mañana, quizás podríamos quedar para almorzar - Alina notó cierto nervio en la propuesta, no quería darle falsas esperanzas, pero tampoco rechazarlo de plano - creo que deberíamos hablar - añadió al ver que ella se pensaba la respuesta, de cierta forma tenía razón, le había cortado sin más, después de haber aceptado casarse con él, y aunque Jorge tuviera muchos defectos, se había esforzado por hacerla feliz, a su manera
- ok, pasa por mi a las 12 - le respondió y se fue.
Jorge arrancó el auto pensando como haría para reconciliarse con Alina, podía llegar a ser muy cabezona, y Martha siempre estaba influenciandola con sus ideas feministas.

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Alina entró al restaurante, tratando de esconder la mancha de la blusa con el bolso de mano, lo cual, teniendo en cuenta el tamaño del bolso y el de la mancha, fue imposible, atrayendo ciertas miradas indiscretas que la hicieron ponerse un poco nerviosa.
- holaaa chicas - dijo con cariño mientras le daba un beso en la mejilla a sus amigas, el plan inicial no era hablar con Dalila, pero ya que estaba, mucho mejor, contaría lo sucedido una sola vez. Alina se disponía a sentarse cuando el mismísimo Alexander Bueno dijo
- buenas hermosas, siento haberme retrasado - en el acto, Alina no calculó bien la distancia entre su trasero y la silla, terminó cayendo al suelo bochornosamente. Sus mejillas se tiñeron de rojo intenso por la vergüenza y la ira ante la encerrona de sus amigas. Alexander que estaba justo a su lado fue a ayudarla
- ni se te ocurra tocarme!!! - le gritó bajo la mirada atenta de los comensales, se levantó, tomó su bolso, y sin decir una palabra salió del local. Alex salió detrás de ella intentando razonar.

Dalila y Martha, que habían sido espectadoras inmóviles, comían tranquilamente las cuatro raciones de espaguetis que habían pedido para todos,
- esto se pondrá feo - dijo al fin Dalila, luego de darle un sorbo a su agua oxigenada.
- pues sí - confirmó Martha.

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Alina iba como alma que lleva el diablo, tomó cualquier dirección, no miró siquiera a donde se dirigía, Alexander la seguía, pero la chica no entendía razones, parecían dos locos, el tratando de que parara y ella diciéndole barbaridades solo por el hecho de seguirla, así que, pasados 10 minutos, y de haber caminado como 15 cuadras en tiempo record, Alexander se cansó
- Alina - dijo con voz firme, esta paró en seco - no pienso seguir detrás de ti por toda la calle como si fuera un adolescente, así que ahora, vas a cruzar y vamos a entrar a la cafetería de la esquina, pediremos algo para comer porque me estoy muriendo de hambre y vamos a tener una conversación como dos adultos - Alina conocía cada microexpresión del cuerpo de Alexander, y sabía, que aunque aparentaba serenidad, justo en ese momento había agotado su paciencia, y que conversarían, quisiera ella o no, porque como no hiciera lo qué él le dijo en ese instante, el muy bruto era capaz de cargarla como un saco de vianda y llevarla hasta donde quería.

El local era pequeño, paredes blancas, varias persianas, mesas de metal, tenía un aspecto pulcro, de hecho, con ligero olor a desinfectante, pero si hubiese sido otra la situación, Alina nunca hubiese entrado allí, el sitio no tenía ni un detalle decorativo, nada que te invitara a visitarlo, lo más llamativo era el color verde de la lechuga de la hamburguesa impresa en la carta.

- 2 cocacola y 2 hamburguesas por favor - pidió Alex a la mesera - la de ella sin mostaza - dijo mirando a Alina, ella odiaba la mostaza en aquel entonces, pero bien podría gustarle ahora, estaba un poco cambiada, ella al notar su mirada, asintió a la camarera y luego se puso a mirar estados en WhatsApp para hacer tiempo, comieron la hamburguesa en silencio, no estaba mal, pero no la disfrutó, solo masticó y tragó como acto mécanico, sin placer alguno, solo la necesidad básica de alimentación.
Comieron en silecio, estaba tan enfadada y confundida que no sabía que decir, y le daba la impresión que Alex se sentía igual, sin embargo, él, solo trataba de organizar las ideas en su cabeza, nunca había sido bueno expresando sus sentimientos, y en ese instante tenía tanto que decir que no sabía como empezar.
- Vayamos a caminar un poco - dijo al fin, pagó la cuenta, y salieron.

Caminaron unos minutos, de nuevo sin rumbo fijo, despacio, en silencio hasta que Alex habló
- Cómo has estado?  - preguntó, Alina pensó mil respuestas, pero ninguna le pareció adecuada, así que optó por la real.
- Extrañándote y odiándote - Alex no esperaba esa respuesta, imaginó un "bien"; un "pues ahí voy" o algo de esa índole, pero como de costumbre, ella lo sorprendía - y tú? - preguntó a su vez
- viajando, emborranchandome, y sin ti - contestó él, siguiendo el hilo - pero la respuesta protocolar es "bien" - Alina decidió obviar la primera parte y contestó - pues por protocolo te diré que me alegra que hayas estado bien, pero si te interesa la verdad, añadiré, que me hubiese gustado que murieras de un coma etílico y nos ahorrabas la desdicha de volver a vernos - el tono de su voz destilaba odio, pero él la conocía lo sificiente como para saber que ese era el camuflaje de su dolor.
- nunca te engañé - soltó él.
- lo sé - contestó ella, Alex se volvió a sorprender, pero cuando iba a decir algo ella continuó - pasadas unas semanas me encontré a Raiza y me contó lo sucedido, primero no le creí, pero después no encontré motivo para que me mintiera - lo dijo todo con pasmosa indiferencia, neutro, sin una sola emoción.
- Por qué no me buscaste? - preguntó él.
- me dejaste sola, sin darme una bendita explicación, 2 veces, en menos de 24 horas, no merecías que te buscara, no me traicionaste físicamente Alexander, traicionaste la fe que tenía depositada en ti - a Alex esa respuesta de cierta forma lo molestó quería hacerlo el culpable  de su ruptura y las cosas no erán así,
- Querías que siguiera allí y me dejara humillar por tu padre o que le rompiera la cara? Además, no hiciste nada por callar sus palabras - Alina sonrío con ironía y con lo mismo, respondió
- Perdona Alex por no reaccionar al instante y salir como caballero de brillante armadura - sarcasmo - a defender tu orgullo herido, te recuerdo que me encontraba de descanso en la casa de mis padres - ira - cuando ataqué, ya no estabas para verlo - cuando terminó de hablar, sus ojos brillaban de rabia, se había dado la vuelta y quedaba frente a Alex, y en la mente retorcida de él, su furia le producía exitación; dejó de prestar atención a los escasos transeúntes que estaban a su alrededor, y si, ahí, frente a un quiosco de verduras y vegetales, en medio de una calle de La Habana vieja, se le acercó, y le pasó la lengua por el labio inferior.

El acto provocó que una corriente eléctrica recorriera el cuerpo de Alina, lo miró directamente a los ojos, no tenía que mirar su entrepierna para saber que Carlitos había despertado, y tanto como a él, con el deseo corriendo por sus venas, juntó todas sus fuerzas, y le dió "la galleta" de la historia.
Alex sintió como el rostro arder a causa del impacto, pero por algún extraño motivo, su reacción le causó risa, y aunque no quiso hacerlo, le fue imposible contener la carcajada.
El efecto fue casi contagioso, pero ella no quizo demostrarlo, así que apretó los labios, caminó hasta la esquina, paró una moto, y le dió la dirección de su casa. Alex no la detuvo, por hoy, había sido suficiente, mañana sería otro día, pensó.

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Los quiero y muchas gracias por leer 😁😘❤

MI MALDITO EXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora