Capítulo #2

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Bueno mi gente, aquí va el segundo cap. Espero que les guste tanto como el ptimero 😉😘
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Después de dejar a Martha y a Alina en el departamento, Alex fue a su nueva casa, aún faltaban cosas por desempacar y solo sabía donde estaban la comida, el aseo, los calzoncillos y las cervezas, así que esa noche, se dejó caer en el suelo, encendió un cigarrillo, cogió una cerveza y la pasó la madrugada en vigilia.
Pensó en lo maravilloso que se sentía volver a tenerla en sus brazos, en la suavidad de su piel, en su olor, en el calor de su cuerpo. No pudo evitar seguir divagando hasta llegar al día que se conocieron: era el primer ensayo de un improvisado grupo de teatro universitario, armaron dúos para un ejercicio, y a ellos le correspondió una escena erótica. El se acercó despacio a ella, mientras ella se dejada arrinconar contra una mesa del improvisado local, él acarició su muslo desnudo, su mano ascendio desde la rodilla hasta el borde del trasero, ella levantó los ojos, sus miradas chocaron, y a partir de ese instante no hubo vuelta atrás.
Recordó cada una de las noches en las que follaron a la orilla de la playa, la arena lastimaba su piel, pero no podían parar, su vagina recibía complacida cada una de sus embestidas, hasta  explotar de placer.
Recordó también los días de locura y baile, mientras se dejaban llevar por la música y sus caderas eran libres de hacer lo que quisieran.
Por desgracia, tampoco pudo olvidar todo el daño que se hicieron, por cobardes, se habían destruido de la peor manera.
El estaba dispuesto a perdonar, pero... y ella?

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Alina despertó con recuerdos confusos, una cefalea intensa de carácter pulsátil, una resaca horrorosa, y un millón de mensajes y llamadas perdidas de Jorge.
- buenas, buenas!!! - entró Martha con demasiado buen humor para su gusto.
- oh Dios mío pero que he hecho para merecer esto??? - preguntó Alina mientras se cubría el rostro con la almohada.
- no molestes a Dios mi amor, yo te puedo responder - dijo su amiga risueña.
- no se cómo le haces para tener tanta energía - le dijo Alina.
- mi esposo me folla espléndidamente bien, a diferencia de...
- Dios mio, para con eso, yo me siento muy bien con Jorge, deja de expresarte así por favor.
- ok, no opino más sobre tu vida sexual, pero necesito hablar muy serio contigo, y no en plan psicóloga, sino como tu amiga
- Martha... - advirtió Alina
- solo escúchame por favor, no te pongas a la defensiva y mínimo déjame hablar - Alina, sabiendo que era mejor seder o nunca se libraría de ella, escogió escuchar. Martha, viendo a su amiga rendida, esbozó una sonrisa, y añadió - pero primero come algo y date un baño, que hueles a puro alcohol - Alina le lanzó una almohada, pero se paró de la cama, y tomó una ducha.
Por suerte para ella, cuando llegó a la cocina, Martha, ya había preparado el desayuno. Divina Martha de las Mercedes!!! - pensó.
- Cuando vuelve Saúl del viaje? - preguntó Alina
- pasado mañana - respondió Martha. Alina bebió el sumo de naranja, y al terminar dijo
- Anda, habla, estoy lista - Martha se tomó unos segundos para escoger adecuadamente las palabras y dijo:
- has cambiado mucho, y no en plan "he crecido", "he madurado", sino que te has apagado. Alina hasta anoche, no recordaba desde cuando no veía una sonrisa verdadera en tu rostro, has dejado de hacer todas las cosas que te apasionaban, en ocasiones me pareces un robot, vienes con una programación, y tú único objetivo es ejecutarla, y para colmo, ahora te has empeñado en que Jorge es el hombre adecuado para ti, ni siquiera dices que lo amas, solo que es el adecuado, eso es una mierda amiga, dime donde está el fuego? Dime si quieres compartir tu tiempo con alguien que no disftuta de la brisa porque se despeina, que no baila porque suda y no va a fiestas porque hay mucha gente? Responde, es eso lo que quieres el resto de tus días?

Las palabras de Martha causaron una grieta en la pared de hielo que Alina se había esforzado en construir, pero no estaba dispuesta a demostrarlo.
- Creo que no conoces tanto a Jorge como para tener una visión real de él, te estás concentrando en lo que crees que son defectos y te olvidas de lo bueno que tiene. No obstante, sea como sea, él es el hombre con quien me voy a casar, y de ti solo espero que me apoyes incondicionalmente.

Oh, claro que si, pero no sin antes haber hecho algo para evitarlo, pensó Martha.

MI MALDITO EXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora