Capítulo #16

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Martha sintió el desespero de Alina en su voz, ni siquiera preguntó, que pasaba, le envió un mensaje a su esposo y salió disparada para la casa de su amiga. Llegó y la puerta del apartamento de Alina estaba entreabierta, ella se había quedado dormida sobre el sofá, con las piernas encogidas y la cabeza apoyada sobre sus brazos flexionados. Martha le acarició el cabello:
- Hey, flaca, llegué - le dijo Martha acariciandole  la sien. Alina abrió los ojos, tardó unos segundos en ubicarse, se sentó sobre sus piernas, y se frotó la cara con las manos
- gracias por venir - dijo ella - en serio necesito hablar
- qué ocurre? - preguntó
- Alex - a penas las palabras salieron de su boca, nuevas lágrimas corrieron por sus mejillas, su amiga la dejó llorar, que desahogara todo su dolor, sabía que Alina había reprimido sus sentimientos del modo más agresivo, y el amor, le estaba pasado factura. Cuando Alina terminó de llorar,  se dejó caer. Se mantuvieron un rato en silencio, Alina acostada sobre las piernas de Martha, y Martha acariciándole el cabello.
- tengo ganas de tomarme un helado, me adecentaré y vamos por uno - sugirió Alina, Martha asintió y en cuanto Alina estuvo lista, salieron a caminar. A dos cuadras de la casa de Alina, en un pequeño parque, un señor, con un carrito, vendía conos, paletas, tartaletas y sándwish de helado.
- Buenas tardes - las saludó educado - ¿qué desean?
- 4 paletas de chocolate con maní - dijo Martha sin consultar a su amiga, un poco emocionada, eran las preferidas de ambas, y hacía tiempo no hacían algo tan sencillo como salir a caminar y comerse una paleta.
- 80 pesos - las chicas pagaron, y se sentaron en unos bancos no muy alejados del carrito.
- Diossss!!! saben a gloria - dijo Alina después de saborear la primera provada
- totalmente de acuerdo - dijo Martha - quiero una tanqueta de estas como regalo de cumpleaños, te aviso - el cumpleaños de Martha!!! A Alina se le encendió el bombillo rojo, lo había olvidado totalmente, había estado tan molesta los últimos días que había olvidado que quedaban solo unos 3 días para el cumpleaños de ella.
- yo te había comprado un juego de lencería Victoria's Secret, pero si prefierieres una tanqueta de helado de chocolate con maní, no tengo problemas - bromeó Alina, Martha la miró entrecerrando los ojos queriendo hacer un gesto de amenaza y le dijo
- ni se te ocurra perra, a mi me llevas las 2 cosas para que sepas jjj - y se río.  Siguieron comiendo sus paletas, y mirando a los niños del parque - estás mejor? - preguntó Martha luego de un rato en silencio.
- lo sé, el gym me está haciendo efecto jjj - bromió Alina
- nop, sigues teniendo celulitis en esas piernas - contrarrestó Martha
- por hoy, se me quitaron las ganas de llorar - dijo Alina ya en plan serio - pero de estar, estar, así como de sentirme, estoy muy confundida, no se cómo explicar lo que pasa en mi cabeza.
- adelante, tu mejor amiga es psicóloga - dijo Martha sonriendo para quitarle algo de peso al asunto - te aseguro que te diré un par de chorradas y me creerás porque soy la especialista - ambas sonrieron, y paciente, Martha esperó que Alina comensara a hablar. Luego de unos segundos pensando como contarle a su amiga todo lo que pasaba por su cabeza, las palabras empezaron a fluir
- seré breve - dijo mirando a su amiga - aún lo amo, pero también lo odio. Ya me había acostumbrado a vivir con su ausencia, no tiene derecho de aparecer así y decirme que todo va a estar bien porque no va a estarlo, no se cómo perdonarlo, no se como volver a confiar, no soy capaz - Martha se mantuvo en silencio, escuchando - Estoy muy molesta, con él por irse, por regresar, conmigo por seguir amandolo, y con ustedes por ocultarme que había regresado - hizo una pausa, tomó en sus manos una ojita que había caído a su lado y continuó - Quiero besarlo, y decirle que lo amo y que en estos años sin él no he sido plena, pero también quiero hacerlo sufrir mucho, y que pase por la misma miseria que he vivido por su culpa - respiró - sobre todo, quiero que me folle, necesito que me pegue a la pared y me de como una bestia - esta última frase la acompañó de una mordedura involuntaria de labios. Martha esperó cautelosamente, se aseguró de que Alina no iba a decir nada más, y escogió muy bien sus palabras.
- Estás muy dañada nena, eso no es un secreto, pero no fue Alex quien te hizo tanto daño, el solo se fue, tomó una pésima desición y te dejó sola y después no supo como arreglarlo a tiempo, pero quien se ha encargado de convertir su ausencia en sadismo y odio fuiste tú, te has encargado de martirizarte cada noche, y no has dejado fluir tus sentimientos. Perdónalo, perdónate, es la única forma de sanar - ninguna de las dos añadió más sobre el tema, Martha había sido muy clara con su opinión, y aunque a Alina no le había gustado escucharlo sabía que su amiga tenía razón.

MI MALDITO EXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora