Capítulo#14

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Alina sentía cansancio emocional, y esa, es la peor sensación del mundo. Al llegar a casa tomó un baño, aún envuelta en la toalla puso el reproductor en modo aleatorio, y decidió bailar, "Ella", de Ricardo Arjona sonaba por los altavoces mientras  cocinaba a medio vestir. Unos espaguetis a la napolitana, un vinito tinto y un tocinillo del cielo, fueron su comida.
Comió con ansías y disfrutó  cada cucharada como si supiera a gloria. Fue a la biblioteca, "Error de magia" de Carilda Oliver, la llamaba, tomó el libro y se sentó a leer. Había evitado mucho tiempo esos poemas, ese libro había sido un regalo de Alex, cada página evocaba un recuerdo, una historia que ella quería olvidar y su cerebro se resistía a la pérdida de memoria.

Me desordeno, amor, me desordeno,
cuando voy en tu boca, demorada,
y casi sin porqué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada
me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.

En a penas una hora, Alina había leído el libro, sabía de memoria cada poema, su soledad se había encargado de grabarlos a fuego, sin embargo, "Me desordeno" tenía una connotación  más fuerte en su subconsciente, ella se lo había recitado la primera vez que hicieron el amor, cuando dejaron de follar y el acto sexual pasó de ser placer al enlace de sus almas, verso a verso se había desvestido frente a él, verso a verso, le confesó que lo amaba.

Alina odiaba llorar, pero lo necesitaba, lloró sin resentimiento, sin rabia, lloró de amor, de soledad, de pérdida, cada lágrima contenía una emoción, desató una lluvia de recuerdos que no la dejaban dormir porque llevaba mucho tiempo controlando, y por primera vez, en largos años, sintió paz.
Su sueño fue tranquilo, reparador, y para cuando el día la saludó, estaba lista para opacar al sol.

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Los días de Alex no habían sido mejor que los de Alina, ella no había hecho un solo movimiento y el tenía la certeza de no saber que estaba haciendo, estaba navegando sin rumbo, no sabía si estaba tomando buenas desiciones o metiendo la pata hasta el fondo.

El sábado, en la madrugada no aguantó más, dió su plan por fallido, y siendo a penas las 6:30 am, se preparó, compró una bonita rosa roja, y unos bombones, se sentía como el tipo cliché, después de llevar media hora, frente a la puerta del apartamento de ella, Alina abrió con una sonrisa sarcástica, un moño desorganizado, y un pulover suyo que solo le cubría los glúteos y dejaba todo el muslo a la vista.
-

Pensabas tocar el timbre en algún momento? - dijo ella sonriente, pero el no sabía que decir, 1: no esperaba que aún conservara ese pulóver. 2: definitivamente esperaba otra actitud, esta mujer lo asustaba, prefería los gritos y los comentarios mordaces a que lo recibiera con tanta naturalidad - bueno Alex te dejo la puerta abierta para cuando decidas pasar, hice tostadas de más cuando te vi subiendo, si sigues con cara de bobo, me las como que desperté llena de vitalidad y eso me da mucha hambre - y se dió la vuelta sin más. Alex pasó unos 5 minutos más en el umbral con un circulito de procesando en su cabeza, mientras ella, degustaba tranquilamente unas tostadas con pasta de ají, y un jugo de naranja.
- Buenos días - dijo posisionándose detrás de ella; ella se acomodó en la silla de modo sensual, y con un tono de voz cálido, dijo:
- vi un presente, en tus manos, dónde está? - al entrar el lo había dejado en la sala, se sentía ridículo llevandole algo tan cursi y poco original, como que no era él, y ella lo sabía - no se supone que debes entregarmelo y decir alguna estupidez que me convenza de que soy la mujer de tu vida? - dijo arqueando una ceja y tratando de contener la sonrisa, con este movimiento semicircular de ojos que hacía cuando quería que notaras el enfoque sarcástico, se estaba divirtiendo a sus costillas y el sin saber que hacer, pensó darse la vuelta e irse, pero ella que ya lo tenía de frente, le tomó la mano, y dijo:
- te quedas a desayunar?

MI MALDITO EXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora