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El lugar olía a cigarrillo, a comida picante y tragos fuertes, este último era el olor que más destacaba, era el más fuerte. El pelinegro no podía moverse, su cuerpo estaba atado a una silla de madera que apenas resistía. Sus ojos estaban cubiertos con una tela y su boca estaba siendo censurada con una cinta adhesiva Su cabeza daba vueltas, haciendo que le den fuertes jaquecas debido al golpe que recibió. También, podía escuchar a unos hombres charlar adelante y atrás de él.

Pudo reconocer esa voz de inmediato, era Kyong.

-Ahí lo tienes, vivo... ¿Estás feliz?- preguntó el ex amigo de Jeon.

-Bastante. No sabes cuanto esperé para ver la cara de este hijo de perra.

-Ya hice la gran parte del trato, ahora dame mi dinero.

-No tan rápido, Kyong...  ¿Qué hubiera pasado si... Jeon no hubiera esperado tu ayuda? ¿Tenías algún plan?

-Por supuesto -dijo, de brazos cruzados-. Iba a fingir ser algún rehén tuyo, y entonces golpearle la cabeza como lo hice recién.

-Inteligente... Me sorprendes eh. ¿Ves? todo va de acuerdo a mi plan, el tarado de Jeon está ahí sin tener idea qué sucede, mientras que su pequeño Jimin está casi muriendo de hambre y sed.

-¿Por qué? ¿Lo quieres muerto?

-Se rehúsa a comer. Lo he golpeado tantas veces que ya ni fuerzas tiene el pobre.

Jimin.

-¿Estás aquí  solo?

-No. Traje a dos de mis mejores hombres. Ahora te dejo, tengo trabajo que hacer. Muchas gracias, querido Kyong... Eres increíble- El hombre le entregó un gran sobre con dinero, Kyong dirigió una última mirada donde estaba Jungkook y se marchó.

Una vez que Kyong se fuera de la habitación, un hombre trae a Jimin amarrado de manos y pies. Sus ojos estaban vendados, pero su boca estaba descubierta por lo que Jungkook podía escuchar como Jimin se quejaba.

Eso le partió el corazón.

-Tranquilo bebé, no te muevas... ¿Sabes por qué? Mira quien vino por tí- Uno de los hombres ñ se encargó de quitarle la tela de los ojos a Jungkook y otro hizo lo mismo con Jimin.

Ambos comenzaron a parpadear para recuperar la vista, y una vez que sus ojos se vieron por primera vez, sintieron ese calor humano; sin haber tocado sus cuerpos. Estaban juntos otra vez, pero ninguno de los dos sabía cómo esto iba a terminar. Jungkook no le quitaba la mirada a su amado, quien tenía notorias ojeras por el cansancio y sangre seca bajo su labio. Su pómulo estaba levemente morado y tenía un pequeño corte bajo la ceja. Estaba tan herido mental y físicamente que Jungkook se echó toda la culpa.

Todo esto era su culpa.

-Jungkook...- Jimin comenzó a sentir sus ojos cristalinos al ver como el contrario estaba con un poco de sangre seca en su frente. Pero, esa no era la razón de sus lágrimas. Él no quería verlo aquí... Sabía que tarde o temprano, algo malo iba a suceder.

-Ay... Que tierno, de verdad me conmueve muchísimo...- Salió un hombre de la oscuridad haciendo que Jimin lo mire rápidamente, y ahí fue que por primera vez supo quien era.

-¿Te sorprende verme?

-N-No puede ser.

Jungkook miraba toda la escena, mientras que el hombre se acercaba cada vez más a Jimin. Con todas sus fuerzas Jungkook intentó soltarse, pero se le fue imposible.

-Dale, cariño... Cuéntale a tu novio quien soy.

-Eres un hijo de puta, eso eres- una fuerte patada hizo que Jimin se revolcara en el piso con ojos presionados.

33/34 - km au.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora