𝘽𝙖𝙘𝙠𝙨𝙚𝙖𝙩 | 𝙈𝙖𝙭 𝙑𝙚𝙧𝙨𝙩𝙖𝙥𝙥𝙚𝙣

𝙘𝙝𝙖𝙥𝙩𝙚𝙧 𝙛𝙤𝙪𝙧𝙩𝙚𝙚𝙣

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—¿¡Última!?— digo con indignación, mirando a Christian y a varios ejecutivos con él seño fruncido.

—Sé que estas enojada— habla mi jefe, oh no enojada quedaba pequeño a comparación de cómo me sentía —Pero la penalidad es debido a los arreglos del auto, no podemos pedirle a la FIA que la quite.

—¿Y estos arreglos eran tan necesarios?— pregunto con impaciencia, moviendo mi pierna de arriba a abajo.

—Si, Lola, aún más cuándo eres tú la que se lo pasa sobrecalentando el motor y haciendo que disminuya su rendimiento— me recrimina con dureza, y aunque me siento demasiado pequeña por dentro no bajo la cabeza y mantengo el contacto visual con el hombre —Somos profesionales, sabemos lo que hacemos y por qué lo hacemos.

—Monaco es de los circuitos mas complicados del calendario, sobrepasar a los diecinueve pilotos va a ser casi imposible— me quejo y aprieto la mandíbula cuando mi garganta comienza a picar, claramente negada a llorar delante de todos esos ojos juzgadores.

—¿Te crees incapaz de hacerlo? Porque si es así entonces podemos darle una mejor estrategia a Max y que se lleve el crédito de piloto principal— suelta y muerdo mi mejilla para no soltar un insulto hacia mi jefe, respiro pesadamente cuando se levanta de su lugar, seguido de los otros dos hombres que apenas habían hablado en toda la "reunión" —Concéntrate en lograr el mejor resultado para el equipo, no nos hagas replantear nuestro acuerdo de inicio de temporada.

Los tres salen de la sala de reuniones del edificio de Redbull, dejándome a solas por unos minutos antes de que un personal de limpieza me pida que me marche. Salgo de allí completamente aturdida, ni siquiera se muy bien como puedo llegar hasta mí auto sin haber caido en el camino.

El estacionamiento esta casi vacio exceptuando por unos pocos autos y el cielo de Londres está tan gris que ni siquiera puedo distinguir si era la última hora de la tarde o apenas las doce del mediodía.

El enojo se concentra con fuerza en mi pecho y la única forma factible que veo para poder dejarlo ir de mí cuerpo es soltando un agudo grito que retumba en todo el vehículo y me deja con los ojos cristalizados y un molesto pitido en los oídos.

Golpeo con fuerza el volante, apretando accidentalmente la bocina y haciéndola sonar brevemente. Mi cabeza cae sobre el asiento y aprieto con fuerza las palmas de mis manos sobre mi rostro, volviendo a soltar un grito que se amortigua por la presión que estoy ejerciendo sobre mi boca.

Mi respiración se normaliza luego de unos cuantos minutos y para cuando abro los ojos otra vez, me doy cuenta que el molesto peso en mi pecho que sentía desde hace ya varias semanas se había esfumado.

Enciendo el auto de una vez y salgo de allí en dirección a mi departamento.

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[ᴍᴏɴᴀᴄᴏ]
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—No lo entiendo, ¿Por qué empezarás última si hoy terminaste segunda?— pregunta Tobias con total confusion, y le da un trago a su copa de vino.

El restaurante en el que había hecho una reservación estaba prácticamente repleto de gente, y de no ser porque Monaco siempre estaba repleto de gente famosa ya me hubiese sentido demasiado observada; pero a quien le importaba una piloto cuando a solo unas mesas algun actor de Hollywood estaba cenando.