𝙘𝙝𝙖𝙥𝙩𝙚𝙧 𝙣𝙞𝙣𝙚𝙩𝙚𝙚𝙣

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Abrir los ojos se había sentido como todo un desafío y por varios minutos, en los que mantuve la vista fija en la pálida pintura del cielo raso, me tuve que mantener en la misma posición para acostumbrarme a la fuerte iluminación del lugar.

Cuando los sonidos llegaron con mas claridad a mis oídos me golpeó la confusión; voces que no conocía, un goteo constante muy molesto, ¿dónde estaba? ¿y por qué había un olor tan intenso como para marearme tanto?.

La puerta se abrió y levantando apenas la cabeza pude ver la castaña cabellera perteneciente a mi madre y a Nick con su rostro cansado.

—¿Me pueden decir donde estoy?— hable tratando, y logrando, de llamar su atención.

Los dos mayores se giraron a la vez y fue casi inmediato el semblante de alivio que fundió sus caras; mi madre se acercó a mi inmediatamente y comenzó a plantar suaves besos en todo mi rostro, obligándome a cerrar los ojos todavía mas confundida.

—¡Cuanto nos preocupaste!— dijo a medida que se alejaba de mí, ya pudiendo verla mejor note las lágrimas de sus ojos siendo retenidas —No quiero que te vuelvas a meter en uno de esos autos nunca más; mira tu rostro, tus piernas...

Solo cuando ella nombró esa parte de mi cuerpo pude sentir la molestía en mi extremidad; alcé otra vez la cabeza y vi la tobillera ortopédica que cubria por completo mi tobillo y parte de la zona inferior de mi pierna derecha.

Algunas escenas comenzaron a llegar a mí, logrando un pinchazo agudo en mi cabeza y obligándome a cerrar los ojos para tratar de calmarlo un poco.

—¿No recuerdas nada de lo que pasó?— escuché decir a Nick, volvi a dirigir mi mirada a él y hasta eso incrementaba el pinchazo de mi cabeza.

Negué levemente, demasiado adolorida como para hablar de repente.

Pero rápidamente toda la información llego como un golpe directo a mí memoria; el volante saliéndose de control, la vibración del auto a causa de la grava, los giros incontrolables y finalmente el impacto contra la valla de seguridad. Recordé el dolor y el sentirme inmóvil antes de que todo se volviese confuso y posteriormente oscuro.

—¿Choqué?— pregunté y ambos asintieron —¿Cuanto tiempo estuve dormida?

—Casi un día entero, despertaste varias veces pero solo por unos segundos antes de volver a cerrar los ojos— me explica Nick, siento como mi madre toma mi mano y comienza a recorrer mi piel con las yemas de sus dedos, disfruto ese toque sintiendo una contención emocional por su parte.

—¿Y qué daño tengo?

Nick pensó un momento y apretó los labios.

—Tienes varias cicatrices en el cuerpo, nada demasiado grave— se apresura a aclarar mientras recorre con sus ojos todas mis facciones y retengo el instinto de pedir un espejo para poder verme el rostro —Un esguince de tobillo, hematomas, los medicos creen que tuviste una contusión por el golpe.

—Eso podría explicar porqué tengo algunas lagunas— digo haciendo una mueca, y suspiro —Bueno, al menos las cicatrices me harán lucir más intimidante.

Nick ríe aliviado, pero mi madre me mira con incredulidad y golpea mí hombro haciendo que me queje bajito; solo una madre podía reprender a su hija, que acaba de tener un accidente casi mortal apenas un día atrás.

Aún así, reí por su reacción. Si iba a estar en un hospital al menos quería mantener una actitud algo positiva.

—Iré a llamar al médico, querrán revisarte lo antes posible— avisa mi amigo y antes de irse se acerca para dejar un beso cálido en mi frente —Me alegra que estés bien, sorprendentemente extrañaba tu humor ácido.

𝘽𝙖𝙘𝙠𝙨𝙚𝙖𝙩 | 𝙈𝙖𝙭 𝙑𝙚𝙧𝙨𝙩𝙖𝙥𝙥𝙚𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora