𝗩𝗶𝗰𝗶𝗼𝘂𝘀; 𝖱𝖾𝖺𝗅𝗂𝖽𝖺𝖽 𝖣𝖾𝗌𝖾𝖺𝖽𝖺.

5. Hogsmeade

Hogsmeade

Me quede platicando con Pansy y Blaise quienes hablaban de lo increíble que sería la fiesta que estaban planeando mientras Harry se iba a dar su paseo encima de Buckbeak, la verdad es que era muy divertido estar con los Slytherin me habían adoptado muy rápido y eso me hacía sentir muy feliz. Sin embargo mi atención se dirigía a una linda cabellera Gryffindor.

— ¿Te diviertes? — pregunté llegando a un lado de Hermione; quien por cierto se veía ligeramente nerviosa.

— Por supuesto, no sabes como disfruto las miradas de odio de todos tus amigos.

Me gire y solo me tope con la mirada de Draco, al que salude con la mano burlonamente al notar su mirada de desaprobación.

— Lo siento, tu no tienes la culpa de que ellos sean así — volvió a hablar al notar que no respondí nada.

— Tranquila, me divierte. — respondí.

— Por cierto ¿como te sientes?

¿Alguna vez se han emocionado por qué alguien les pregunto como se sentían?

Inexplicablemente en ese momento yo si.

— De maravilla gracias por preguntar, Granger — fue lo único que mi cerebro pudo formular.

— Genial, es que olvide mencionar que la poción que te dí anoche aveces causa ansiedad, pero por lo visto en ti no.

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— Bueno; eso es genial, habría odiado perderme mi segundo día de clases.

— De hecho Jules, ahora que sé que no eres una maldita bruja como el resto de los Slytherin creo que puedo decirte esto sin que me mates — dijo hablando cada vez mas bajito y retorciendo sus manos nerviosamente.

— De hecho Granger, si soy una bruja — respondí burlonamente a lo que ella rodo los ojos y me dedico una mala mirada.

— Sabes a lo que me refiero.

— Claro, ahora dime tu secreto y yo decidiré si soy bruja buena o mala — reí.

Su vista se volvió a clavar en el piso y volvió a apartar la vista.

— Bueno yo, de hecho, amm es una historia graciosa por...

— Ya escupelo — interrumpí.

— Yo fuí quien tuvo de la idea de poner la poción en tu cafe — murmuró rápidamente.

— ¿Qué? —

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— Si, lo siento es que cuando llegaste te veías tan altanera y fue peor que rápidamente te adaptaste a los Slytherin creí que eras igual que ellos.

— Esa no es una buena excusa, para empezar ¿por qué poner lo que sea en las bebidas de los demás? – pregunté un poco molesta; obviamente.

— ¿Haz visto como nos tratan? solamente ve sus miradas Morgan, ellos nos odian.

— Tienes razón, los odian pero al menos ellos nunca los han dejado en la enfermería ¿me equivoco?

— Pues... no, pero se nota que no los conoces de nada, en algún punto te darás cuenta que ellos no son tus amigos solo están por conveniencia.

— ¿Ahora me das consejos sobre mis amistades? talvez yo no los conozca del todo pero tu tampoco así que no hables asi de ellos.

— ¿Los defiendes? apenas si los conocés.

— No, de hecho no defiendo a nadie, porque por lo visto ambos lados son iguales.

— ¿Iguales?

— Si, parecen niños chiquitos peleando por una u otra estupidez, ¿por qué no maduran mejor?