Time

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¿Donde esta mi mente? ¿Donde están ustedes? Me he perdido en este laberinto de tiempo y no encuentro la manera de escapar

Las horas pasaban rápidamente, el sol comenzaba a esconderse y entonces cada niño regresaba a su hogar, que fuera verano no era excusa alguna para que volvieran tarde de las calles. Sin embargo habían dos asientos vacíos a la hora de la cena, dos hogares distintos y dos madres corriendo a la comisaría más cercana. Vance Hopper y Bruce Yamada no estaban en casa.

Apenas Elizabeth Hopper piso la comisaría fue recibida por la agente de siempre, ella le dijo que su hijo no estaba ahí y eso solo consiguió desesperarla más.

–Ustedes no entienden, Vance no esta en ningún lado...– El comisario la observo con asco desde el otro lado del mostrador, sin embargo no dijo nada y siguió tomando la declaración de la señora Yamda, porque claramente creían que Bruce si podía estar desaparecido.

La rubia sintió su rostro hervir y sin dudar fue hasta el mostrador, sus manos golpearon la madera con fuerza, todos los presentes parecieron al fin prestarle atención.

-¡Dije que mi hijo no está en casa y si usted no toma mi puta declaración haré que se atragante con cada maldito papel de este lugar!–

Solo entonces fue escuchada, aunque los policías no harían nada si no luego de veinticuatro horas, ambas madres protestaron por eso y aún así no consiguieron nada.

Gris, todo a su alrededor parecía haber perdido el color esa tarde de verano, Lis recordaba haber llegado a casa y horas más tarde recibir la peor noticia de parte de su abuela, su hermano y su novio no habían regresado a casa.

Solo fue cuestión de días para que las calles se llenarán con fotografías, anuncios que tapaban cada esquina, cada lugar en el que ella posaba sus ojos estaba cubierto, como un cruel y áspero recuerdo de que no había vuelta atrás. Vance y Bruce no estaban en casa e internamente ella sabía que se trataba de su culpa, por una tonta pelea había perdido todo.

Sus manos se arrastraron por el pupitre, detallando cada trazo que otros niños habían dibujado ahí, sus ojos estaban rojos de tanto llorar y podía jurar que su aspecto era deplorable, simplemente patético. Su cabello negro estaba amarrado en un desordenado moño y lo que antes fue un colorido atuendo, ahora solo era ropa elegida al azar.

Su madre la había visitado días atrás para gritarle, decirle todo aquello de lo que era culpable y Lis creía fielmente que eso era así, después de todo ella fue la causante de la ruptura en la relación con su familia.

La madre de Vance había dejado el puelo, al menos eso se decía, después de todo nadie encontraba rastro de la mujer aunque la pelinegra suponía que se trataba de otra cosa, algo peor, sin embargo ya nada podía importarle.

Su hermana menor, Amy Yamada, no volteaba a verla, como si se tratara de dos personas ajenas y no de hermanas, solo era alguien más que debía añadir a una interminable lista de personas que la odiaban, que la culpaban.

–Disculpa...–

Una suave voz resonó a su lado, Lis volteo esperando algún insulto o alguna broma, sin embargo había una pequeña con el cabello trenzado a su lado, sus ojos la recorrieron con poco interés y se detuvieron en la mirada llena de lágrimas.

–Soy..soy Gwendolyn Blake, la hermana de Finney Blake–

Ella se preguntó quien era el chico, su rostro pareció reflejar confusión, solo entonces la otra niña siguió hablando.

–El chico que desapareció, ya sabes...después de Robin Arellano el raptor se llevó a mi hermano–

La realidad pareció golpearla, empaparla con un balde de agua fría, ¿cómo que Robin Arellano? ¿No hacía una semana desde que su novio y hermano habían desaparecido?

–¿Qué clase de broma es esta?–

Lis se levantó con la rabia burbujeando en su interior,  su voz raspo el inicio de su garganta y Gwendolyn retrocedió por el miedo, su voz alzándose cada vez más hasta que la atención de todos estaban sobre ellas.

–¿De qué hablas? Bruce Yamada y Vance Hopper desaparecieron hace meses, casi un año–

Entonces y solo entonces, Lis pareció ser conscientes del tiempo, ¿cuántos meses habían pasado desde que estaba lúcida? Su cabeza pareció pinchar y su llanto se desbordó en un grito que hizo temblar a todos, Gwen busco a su alrededor alguien que pudiera ayudarlas, fue entonces que Donna se hizo espacio entre todos, llegando donde la pelinegra para abrazarla con fuerza.

Lis estaba perdiendo la cabeza, el tiempo parecía haberse congelado desde aquella tarde de verano.

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¡Hola! ¿Qué tal están?

Ya falta menos para que este fanfic acabe, lo único que puedo decir es que llevo dándole vueltas a esta historia porque no tenía en claro lo que quería, sin embargo aquí estamos.

Sin nada más que decir, los quiero y espero me perdonen por lo que se viene.

besos~

¿WHERE?  Vance Hopper Donde viven las historias. Descúbrelo ahora