Friends?

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Narrador omnisciente

No era una sorpresa que al llegar a su casa Lis encontrara la mayor parte de sus pinturas en la basura, llevaba ya dos años escondiendo todo el papel y pintura que podía, pero apenas su madre los encontraba acababan en el bote del basurero. Después de la quinta vez dejó de doler o de importarle.

Bruce y Lis se detuvieron en la entrada, el mellizo mayor intento sacar algunos pinceles del bote, pero ella lo detuvo y señalo sutilmente hacia la ventana de la casa. Ahí se encontraba su madre, de brazos cruzados y con una expresión de superioridad en el rostro, Lis sabía que si tocaba aunque sea uno de esos pinceles acabaría siendo castigada.

–No es justo, Lis, tú no mereces eso...– Bruce era un buen hermano mayor, pero apenas sus padres decían una palabra él obedecía.

Nadie añadio nada más, entrando luego a la casa como si no hubiera pasado absolutamente nada, jugando sus roles para la familia perfecta.




















Cuando el reloj dio las cuatro de la tarde la casa quedó en total silencio, Bruce tenía practica hasta las seis y la señora Yamada lo llevaba, Amy en cambio tenia club de debate y debía regresar a la escuela.

Aprovechando la oportunidad Lis llamo a Vance para trabajar en la maqueta, el rubio no estaba seguro al inicio pero termino accediendo, realmente no entendía porque cedía ante lo que la pelinegra quería.

Cuando Vance llego lo primero que noto fue que no había nadie en la casa, estaba seguro que si hubiera sido de otra forma los padres de la chica lo hubieran corrido a patadas tan solo cuando piso su jardín, incluso Bruce le tiraría con alguna cosa.

–Puedes tomar asiento, no sé si te importe pero comencé cortando el cartón antes de que llegaras, creo que podremos terminar con la maqueta en unos días– Él arrastro una silla para sentarse, tomando algún tipo de material duro que según su compañera de trabajo era arcilla, ahora estaba un poco impresionado.

Lis preparo limonada y algunas botanas para comer mientras trabajaban, Vance no era malo para cortar los materiales duros e incluso parecía ser bueno con los detalles pequeños. Ambos eran los peores estudiantes, pero estaban seguros de que presentarían la mejor maqueta, al menos eso esperaba ella porque de otra forma acabaría reprobando.

–Podemos seguir el viernes, si no te importa...– Habían acabado con la base del cuerpo bastante rápido, pero el reloj ya marcaba las cinco y media, Vance propuso seguir trabajando luego y para Lis fue un alivio.

–Claro, te espero el viernes para seguir con esto, creo que podremos comenzar a pintar pronto y te aseguro que te va a encantar–

Ninguno entendía porque estaban tan cómodos junto al otro, Vance solo entendía que ella era una niña rica y la hermana menor de la persona que él más detestaba, sin embargo no le molestaba sentarse y escucharla hablar sobre los malditos órganos de una rana de cartón.

–Te veo luego–






















Durante la siguiente semana ambos se mantenían así, trabajaban juntos y luego en la escuela se saludaban, nadie entendía porque de la nada ellos dos parecían llevarse bien.

Vance se escabullia de sus amigos para ir a la biblioteca en la hora del almuerzo, cerca de ese horrible sillón, ahí pasaba toda la hora hablando con Lis o solamente sentado a su lado mientras ella leía un libro de arte moderno.

Al pasar tanto tiempo juntos descubrió que la chica en verdad no podía controlar lo que decía, ya estaba adaptándose a esa parte de su personalidad e incluso lo encontraba chistoso. También aprendió que ella no era la favorita de sus padres, algo que ambos tenían en común, pero sobre todo entendió que se sentía cómodo a su lado porque  no hacía preguntas y mucho menos cuestionaba su carácter un poco grosero.

Para Lis, Vance era solo un chico con problemas similares a los suyos pero con una crianza distinta. Tal vez cosa de las clases sociales tan diferentes, pero al final del día no le importaba.

–Debes poner un poco de gris en la pintura verde, le dará un tono más opaco– Vance le hizo caso, entonces comenzó a pintar la piel del maldito animal, la verdad es que no gozaba de mucha paciencia.

Ambos habían adelantado mucho el proyecto, ahora solo faltaba acabar los detalles y colocar pequeñas etiquetas con los nombres de cada parte.

–De verdad tienes talento, podrías dedicarte a vender maquetas en un futuro...– Ella bromeo y él subió sus hombros, quitandole importancia, como si fuera algo que conseguiría a con los ojos cerrados.

¿WHERE?  Vance Hopper Donde viven las historias. Descúbrelo ahora