Veintitres ⟨Confesiones⟩

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PARTE 1

NARRADOR

— ¿Más que el mármol?

— ¿Qué? — Ohm quedó en silencio después de hacer la pregunta, abruptamente un revoltijo de cosas llegó a su cabeza, el rubor llegó hasta sus orejas, se tomó ese silencio para darle forma a la palabras que acababa de escuchar, su cerebro conectó en un instante, y la interpretación hizo que un pequeño miedo se instalara en su nuca, ¿un sueño es lo que había sido, o más bien algo real?

Seguían en esa posición, pero después de aquello, Ohm se sentó completamente derecho y recargó su espalda en la tina, le tomó varios minutos volver a hablar.

— ¿No fue un sueño? — lanzó la pregunta al aire como un pensamiento interno, en un hilo de voz baja.

— Lo siento... — Nanon habló después — No quería hacer esto incomodo, solo que... Hablabas dormido después de lo que pasó y...

Un nuevo pánico se instaló en Ohm, el volteo su rostro con rapidez hacia Nanon.

— ¿Lo que pasó?... ¿Qué paso?

La cara de Nanon era un poema, porque, el recordaba, pero una cosa era tenerlo en su mente y otra muy diferente era pensar que el otro chico no recordaba y tenía que decírselo.

Pero en su lugar, se encontró preguntándole a Ohm.

— ¿Qué soñabas?

— ¿Qué fue lo que pasó? — repitió Ohm.

La temperatura en el cuarto de baño, hizo que el bochorno que Nanon sintió en aquel momento, aumentara y provocara un poco de sudor frio en su frente, él quería que Ohm dejara de insistir, pero lo que no sabía era por qué el chico insistía tanto.

— Bebimos mucho... Y tú...

— ¿Yo...? — Ohm tenía miedo de lo que Nanon fuera a decir.

— Tú me dijiste que besaste a una estatua de mármol — dijo Nanon lo más inaudible que pudo — Y después... Dijiste me imaginaste — la voz del más chico se hacía más pequeña, y ahora realmente no encontraba donde poner lo que sentía.

Ohm no podía creer que no haya sido un sueño y quería golpearse a sí mismo, porque él nunca planeó llegar a esta situación, no de este modo, no en este lugar, no después de haber tenido un ataque de pánico frente a él.

Mentir era pecado, pero lo fuera o no, él no estaba en las reglas ahora, y tampoco iba a mentir, esperaba que Dios estuviera contento.

— Si pasó — dijo Ohm, y apretó sus labios lo más fuerte que pudo, el pulso sintiéndose en sus oídos y garganta, trayendo un poco de ansiedad de regreso, pero mucho menos intenso.

— ¿Recuerdas lo que ocurrió luego? — Nanon tenía la voz temblorosa, estaba siendo cauteloso.

— Soñé que me besabas — dijo Ohm respondiendo a la pregunta hecha mucho antes por el otro chico.

— Si pasó — dijo Nanon después de eso.

Y se hizo el silencio.

Entonces era hora de asimilar lo que estaban diciendo, y poner todas las cosas que sentían por delante, como una defensa, porque todo era demasiado abrumador en este punto y ninguno de los dos quería ser el primero en romper aquel silencio.

Pero había que decir algo, después de todo ya habían dicho mucho.

— ¿Por qué? — el pelinegro habló primero.

Nanon hizo un ruido de duda...

— ¿Por qué me... Besaste? — no había reproche en su voz, después de todo, no era algo malo y tampoco le había desagradado, solo era duda, genuina duda.

La sinfonía de lo divino  || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora