Epílogo ⟨Resurrección⟩

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NARRADOR

3 días más pasaron desde aquella noticia en el hospital.

Días en los que Ohm no se separó de Nanon, cada horario de visita, él lo esperaba puntual, siempre llegando con una florecilla blanca y sándwiches de crema y fresas que escondía para poder meter al hospital.

Ese día habían ido a San Javier para sacar sus cosas, se irían a un conservatorio de artes, donde se podía estudiar literatura, piano, pintura, teatro y demás.

Love fue para despedirse también, haciéndoles saber que tras lo que había pasado con Milk, ella saldría del convento y se convertiría en estudiante de periodismo. Quería honrarla, los chicos sabían que lo lograría.

Estaban en la puerta de pesadas rejas, Chimon tenía a Nanon entre sus brazos, se negaba a dejarlo ir.

— ¡Tienes que cuidar bien de mi hijo Pawat! — Perth abrazaba a Ohm.

— Claro, yo puedo cuidarlo — el pelinegro sabía que podía hacerlo, ahora podía y no iba dejar que algo le sucediera.

Vaaz los miraba a lo lejos, no quería acercarse, pero si les dijo adiós con su mano, él había hablado con sus padres y hermanos, se iría de San Javier en unas semanas.

Chimon y Perth estarían ahí un año más y después podrían irse, tomaron valor para poder hablar con sus padres. Los de Chimon no pusieron mayor excusa y accedieron después de mucho insistir, los padres de Perth sin embargo, no estaban felices, en especial al escuchar que su hijo era bisexual, no estaban de acuerdo y quizás no volvería a vivir en su casa, pero no planeaba convertirse en sacerdote.

El padre de Nanon nunca regresó, su madre prometió alejarse un poco de la iglesia y de tantas cosas que sentía la asfixiaban, solo quería apoyar a sus hijos y dejar que vivan felices.

— ¡Tienen que venir a visitarnos! — dijo Chimon antes de soltar al fin a Nanon.

— Si mamá, y ustedes a nosotros.

— ¡Claro que sí! ¡Quiero ver esa nueva escuela suya!

Ohm entró de nuevo a la parroquia para sacar su última maleta, Nanon lo siguió, no solo para ayudarle sino también porque quería un momento a solas, tenía derechos después de todo.

Esperó a Ohm junto a las estatuas de mármol, cuando lo miró acercarse con la pesada maleta, lo llamó para que fuera hacia él.

— Pensé que habías dicho que me ayudarías — sonrió el pelinegro.

— Pon esa maleta en el suelo, solo quiero mi momento.

— ¿Ya eres un celoso? Aun no nos vamos.

Nanon rodeo el cuello de Ohm con sus brazos, acercándose con una sonrisa pícara en su cara.

Ohm volteo su cabeza para mirar las estatuas.

— Oh mira, esa de la orilla, es justo la estatua que besé...

— Pues, que ahora mire como me besas a mí.

— Es una estatua — el pelinegro tomó a Nanon de la cintura — Y para ser justos, pensé en ti cuando lo hacía.

Hubo unos cuantos besos y un roce de narices.

Nanon soltó a Ohm para correr hacia las flores.

— ¿Qué haces ahora? — Ohm sonreía mucho estos días, también reía y bromeaba más que antes.

Nanon tenía un par de flores blancas en las manos.

— ¿Son libertad no? — colocó una de las delicadas flores entre los cabellos de Ohm justo donde su oreja estaba — Listo, te declaro libre.

Él le dio la otra flor al pelinegro para que se la colocara ahora a él.

Ohm así lo hizo, recordando la primera vez que miró a Nanon con la flor en la cabeza.

— Y yo te declaro libre a ti — le dijo después.

Salieron de ahí tomados de la mano, por supuesto que Nanon no ayudó a Ohm con la maleta, la venía arrastrando él solo.

Subieron al coche después de más despedidas, prometiendo volver y visitar el lugar. En adelante escucharían mucho el nombre 'San Javier' pues el caso del padre Duan sonaba por todas partes, estaban seguros que no sería la última vez en ese lugar.

Miraron hacia atrás cuando el coche comenzó a avanzar, San Javier se alejaba de a poco, Chimon y Perth se despedían agitando las manos, cuando de un momento a otro Perth tomó la otra mano de Chimon, entrelazando sus dedos, por supuesto que Ohm y Nanon lo vieron, alegrándose y pensando ''ya era hora''.

No podían esperar para volver a verlos y saber cómo había avanzado las cosas.

Ohm estaba nervioso, iba a conocer a la hermana de Nanon, iba a vivir con ellos hasta que todo estuviera listo para que se fueran al colegio.

Su estómago cosquilleaba pero no podía pedir nada más.

Nanon tomó su mano, juntos iban en el asiento trasero del auto, su madre encendió la radio.

Heartbreak hotel comenzó a sonar.

— Me trae recuerdos — dijo enseguida Nanon.

— Verte bailar es lo mejor de esa canción.

— ¡Callate!

Nanon golpeó el hombro de Ohm para después tararear la canción moviendo su cabeza.

El pelinegro lo observaba, pero después recordó que tenía una duda

— Oye ahora yo tengo una pregunta...

— Dime.

— ¿Qué escribiste en aquel papel?... Donde decías que había un versículo que significaba algo para ti...

Nanon se sonrojó al recordar sobre lo que estaba hablando el pelinegro, aclaró su garganta...

— Por la mañana hazme saber de tu gran amor... Porque en ti he puesto mi confianza, señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma — Nanon terminó de recitarlo en voz baja...— Escribí ''significa algo para mí porque fue el primer versículo que creí real''

— ¿Real? ¿Por qué escribiste eso?

— Porque lo conocí mirándote a los ojos, Ohm.

Al decir aquello, las mejillas de Nanon se tornaron color rosa, el rosa más puro y claro que Ohm haya visto jamás, el viento movió su cabello y el sol golpeo su silueta, lucia libre como la melodía de un piano...

— Sei più divino di una sinfonía...

— ¿Qué? — preguntó Nanon con una sonrisa.

— Que eres más divino que una sinfonía.








DANI

La sinfonía de lo divino  || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora