Cuatro ⟨Epifanía⟩

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PARTE 1

NARRADOR

Después de lo que sucedió, Chimon se disculpaba unas 10 veces al día con Nanon, también se ofreció a ayudarle a limpiar el salón 120 en las tardes, pero Nanon le dijo hasta el cansancio que aquello no era necesario, que no estaba enojado e incluso se preocupó más por él que por sí mismo.

Habían pasado solo 3 días y esa aula parecía que no había sido tocada con una escoba si quiera, Chimon y Perth ayudaban a Nanon a llevar todo el material de limpieza al aula.

Nanon abrió la puerta para dejarlos pasar y después colocaron todo en el piso.

— ¿Seguro que vienes aquí a limpiar guapo? — Chimon reía mientras miraba alrededor, las partículas de polvo flotando en el aire se podían ver gracias a la luz del sol entrando por las ventanas.

— Te prometo que si — Nanon empezó a sacar hojas de papel de debajo de un mueble y las ponía en una bolsa de basura — Pero te juro que por más que haga esta mierda no se ve ni un poco limpia.

— ¡Esa boca! — Perth ya estaba parado en la puerta para irse.

— Perdón papá — Nanon rodó los ojos y continúo con lo que estaba haciendo.

— Parece que esto te tomara más de una semana eh — Perth, habló con burla.

Ambos volvieron a ofrecerle ayuda a Nanon y una vez más él les dijo que no, ellos se fueron después de lanzarle un beso y llamarlo hijo, Nanon comenzaba a querer mucho a esos dos.

Tal y como su par de locos amigos lo dijeron, eso tomo mucho más de una semana, era la segunda semana, un viernes, el lugar por fin se veía como que alguien había al menos tratado de limpiarlo, no había más polvo en los muebles y por fin se deshizo de toda la basura, el calculaba que para el domingo acabaría por fin, y de hecho había sido terapéutico, no tenía actividades extra después de todo y estar al menos cerca de cosas relacionadas a la música lo hacía sentir muy cómodo.

Ese viernes después de ir a entregar las llaves a May, pensaba en qué hacer con el hermoso piano de madera que había en ese lugar, tenía unos rayones y necesitaba pulirse, lo ponía feliz pensar en verlo restaurado en toda su gloria.

— ¡Hey! guapo.

Perth y Chimon venían corriendo hacia él.

— ¿Terminaste ya cenicienta? — Chimon le pellizco una mejilla.

Nanon lanzó un suspiro

— Todavía no, oigan ¿creen que May tenga algo para pulir madera?

— No lo sé, en un lugar con montones de bancas de madera, ¿tú crees? — sonrió Perth con burla.

— Perth, no seas sarcástico con el niño — le regañó Chimon.

— Lo proteges demasiado.

— Hey, sigo aquí, y están siendo unos idiotas.

Los tres se echaron a reír, tenían su propio juego interno en el que en serio eran como un matrimonio y Nanon era el hijo avergonzado.

— ¿Me acompañan a pedirle un pulidor May?, hay un piano que necesita una mano.

— ¿El viejo piano que encontraste en el aula 120? — Nanon asintió a la pregunta de Perth.

Los dos aceptaron ir con él, tenían planes de ir a la piscina antes que cayera la tarde, pero era su niño y a su boca de pato nadie le decía que no, así que bueno, irían a pulir ese piano.


[...]


La sinfonía de lo divino  || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora