Treinta y cinco ⟨Rojas letanías⟩

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NARRADOR

— Te amo, Nanon. No te quiero, te amo, y de nuevo... Estoy bien con eso.

Nanon estaba en silencio, solo asimilando las palabras que habían salido de la boca del pelinegro.

No pudo evitar comparar el sentimiento que crecía en la boca de su estómago con el mismo sentimiento que experimentó cada vez que una persona cercana le dijo aquello alguna vez; su madre, su hermana, sus abuelos.

Pero había una distancia abismal, si podía ser honesto, aquellas veces sus manos no sudaron como en ese instante, sus ojos no se achicaron de aquel modo, no sintió su corazón dar un vuelco ni una ola de calor recorrer su espina...

Todo el torrente de sentimientos era abrumador, pero si aquello era sentirse 'enamorado'... En definitiva era agradable.

— Agradable es bueno — Nanon repitió en voz baja, en un susurro ligero cual viento fugaz.

En aquel momento, Ohm conectó con aquellas palabras.

— Y lo bueno es correcto ¿no? — habló en el mismo tono tenue, mirando directamente a los ojos de Nanon.

Se sonrieron, porque lo entendían, ahora lo entendían todo.

Nanon puso sus manos en las mejillas de Ohm, acariciando con sus pulgares los pómulos afilados de este, el otro chico se dejó hacer, cerrando los ojos al contacto.

— Yo creo... Que es justo así como enamorarse se debe sentir...

— ¿Tú... Estás enamorado también? — la pregunta de Ohm tenía un poco de preocupación y sorpresa entre mezcladas, sus ojos expectantes, como si realmente pensara que el chico frente a él podría no corresponderle.

— Lo estoy, estoy enamorado — Nanon juntó sus frentes, aun con las manos en sus mejillas, sosteniendo el rostro de Ohm, ambos cerraron los ojos en la cercanía — De ti.

— Y yo de ti.

— Eso lo sé — Nanon soltó una risita.

— Nunca había sentido esto por nadie... — Ohm se separó y de nuevo miro a los ojos a Nanon, tomó una de sus manos entre las suyas propias — Siempre pensé que nunca podría tener esposa ni hijos... Y bueno... No lo haré... Pero lo que quiero decir es que jamás pensé 'enamorarme', no de este modo... Quiero decir...

Nanon puso su dedo índice en la boca del pelinegro.

— Te entiendo, tranquilo.

— Solo, me alegra que seas tú, Nanon

Nanon no lo pensó más, solo se lanzó a los brazos de Ohm, envolviéndolo en un fuerte abrazo que el de pelinegro correspondió inmediatamente y con la misma fuerza, sujetándose mutuamente, sin querer dejarse ir.

Se abrazaron por varios minutos, respirando profundo, sintiendo al otro entre sus brazos, sonriendo con tal fuerza que podían sentir sus rostros entumecerse, no siempre se tiene la fortuna de abrazar a la persona que amas, y que te ama de vuelta con la misma fuerza.

— Te amo... — dijo Nanon entonces en un susurro — Te amo — dijo esta vez un poco más fuerte— ¡Yo te amo! Estoy enamorado — esta vez alzó la voz, en verdad decirlo se sentía mejor de lo que pensó.

Deshicieron el abrazo y Nanon se quedó muy cerca, rozando sus narices.

— Te amo Ohm.

El pelinegro vio hacia los labios de Nanon, llevando su mirada todo el tiempo hacia ellos.

— Y yo te amo a ti.

Ambos parpadeaban con pesadez, estando tan cerca que podían sentir la humedad de sus alientos chocar con los labios del otro, sus respiraciones acelerándose, se acoplaban a los fuertes latidos de sus corazones.

La sinfonía de lo divino  || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora