Después de firmar el contrato Kimberly me enseñó la que iba a ser mi habitación desde ahora en adelante y, aunque esperaba encontrarme con algo del mismo tamaño que la alacena de Harry Potter, me sorprendí al ver que era solo un poco más pequeña que mi habitación en casa de Erick.
Tranquilamente alcanzaba una cama de dos plazas, un armario y una mesa algo pequeña. Casi me suelto a llorar en ese instante, juro que estuve a punto de hacerlo, me recordó mucho a la habitación que compartía con mi mamá antes de...
Bueno eso...
Dijo que podía ir a casa para empacar mis cosas y acomodarme en mi nueva habitación, así que eso es lo que estoy haciendo justo ahora; empacar.
O al menos tratar de hacerlo.
- ¿No crees que es muy pronto para mudarte a esa casa? Me refiero a que no han pasado ni siquiera tres días desde que conociste al... - me giro para mirarlo y él suspira - a ese tal Jayden...
- Pues eso era lo que quería, Paul. No puedo avanzar a paso de tortuga o tendré 40 hasta que por fin pueda descubrir el motivo por el cual mataron a mi madre – empiezo a doblar mi ropa y guardarla en la maleta negra que descansa sobre mi cama.
- No te digo que esperes tanto, pero al menos pudiste esperar, no sé... una semana para que pueda procesar el hecho de que te vas a meter a esa casa y que te pueden matar – se agarra la cabeza con ambas manos y cierra los ojos.
Sé que está frustrado, pero yo lo estaré aún más si no logro lo que quiero y no le conviene que yo esté molesta.
- Ya te dije el motivo por el cual no lo harán. Además, se cuidarme sola y no necesito que tú lo proceses, con que yo lo haga estoy perfectamente bien – voy hasta mi armario para sacar más ropa y él me detiene antes de que pueda dar más de tres pasos.
- Permiso, Paul – trato de esquivarlo, pero él me toma del antebrazo y me deja exactamente en el lugar en el que estaba.
- Por favor no te vayas – no me mira a los ojos y yo pongo los ojos en blanco.
- No te veía quejarte cuando me ayudabas a investigarlos ¿Cuántas veces vamos a hablar de este tema? – pregunto cansada de esta situación.
- Mira, Mads. Una cosa es que te ayude a investigarlos o que los observes como una maldita psico... - alzo una ceja y él parece arrepentirse de las palabras que estaban por salir de su boca.
- No. Vamos, dilo – lo incito y él niega.
- No quería decirlo – toma mis manos y me mira directamente a los ojos, totalmente arrepentido.
- Pues es lo que piensas y yo no tengo ningún problema con eso, piensa lo que quieras, pero ellos son los asesinos de mi madre y no pienses que voy a quedarme con la duda del porqué ellos lo hicieron porque definitivamente no lo voy a hacer.
- Puedes salir herida, Madison. ¿Es que no lo entiendes? – me suelta y empieza a desesperarse de nuevo.
- Ellos me mataron ese día. Todos los putos días de mi vida pienso en ella e instantáneamente me vienen a la mente las putas caras de la familia Edwards Ricci. ¿Cómo crees que me siento? ¿Eh? ¿Crees que soy feliz cuando entro a esa casa? Me llegan unas ganas inmensas de vomitar cada vez que pongo un pie allí – tengo que llenar mis pulmones de aire para evitar que mis ojos se llenen de lágrimas.
- Si pudiera llegaría con todo el maldito arsenal y los eliminaría de inmediato, pero quiero verlos sufrir porque no es justo que yo sufra mientras ellos se dan la buena vida. No es justo, Paul. Y por última vez te digo que Jayden va a defenderme. No lo necesito, pero él lo hará.
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Todo por Amor
Teen FictionVenganza. Eso es lo único que piensa Madison Rinaldi todos los días después de que le quitaran lo que ella más amaba en el mundo. Y los integrantes de la familia Edwards Ricci son los responsables de ello. Para lograr su cometido, Madison tendrá qu...