Scaramouche y Kazuha casi no durmieron aquella noche, pero valió la pena para pasar el tiempo juntos. Estuvieron un buen rato estirados en la cama y tapados con las sábanas mientras se abrazaban.
El peliazul le daba tiernos besitos a la cabeza de su novio mientras jugaba con su pelo. Le encantaba peinarlo y notar lo suave que estaba su cabeza.
De mientras, Kazuha acurrucaba su cabeza en el cuello de Scaramouche y se aferraba a él como si fuera un peluche. Eso lo ayudaba bastante, ya que si no estuvieran tan juntos se estarían muriendo de frío.
-Kazu...- murmuró el peliazul- ¿Acabas de maullar?
-Claro que no, tonto- el peliblanco soltó una risita- Perdón, no te avisé de que tengo dos gatos. Me los encontré en la calle el otro día, los habían abandonado y estaban asustados.
-¿Y dónde coño están?- preguntó Scaramouche- No se los había escuchado en todo el rato.
-¿No te has preguntado por qué el armario está abierto?- respondió Kazuha- Dentro hay una camita para los gatos, parece que se han despertado. ¿Qué hora es?
-Las tres y media- dijo el peliazul- Pero no tengo nada de sueño.
-Dios, qué tarde...- murmuró el peliblanco mientras se frotaba los ojos con ambas manos- Mañana en clase nos vamos a dormir, ¿seguro que no quieres descansar ya?
Scaramouche no respondió y se levantó de la cama para acercarse al armario, haciendo que su novio se quejara porque quería abrazarlo.
Se sentó delante de la puerta corredera que había abierta y observó si podía ver algo dentro de aquel mueble.
Una pequeña cola blanca se asomó entre la oscuridad del armario, seguida de una cabecita que miraba alrededor con mucha atención.
Se trataba de un joven gato de tan solo un mes. Su pelaje era completamente blanco, pero no se veía muy bien cuidado a causa del tiempo que estuvo en la calle.
Más hacia el interior del armario se encontraba un gato de la misma edad, el cual estaba cubierto por un pelaje negro lleno de pulgas de la basura de la cuidad, donde fue encontrado por Kazuha.
Scaramouche acercó su mano cuidadosamente al primer gato que vio, el cual lo olisqueaba con algo de indecisión.
Después de un rato, consiguió ganarse la confianza de ambos animales, cosa que el peliblanco aún no pudo a causa de tener que ocultar la presencia de aquellos felinos, ya que no tenía permitido tener mascotas.
Kazuha siempre había querido tener gatos, ya que eran el animal favorito de un amigo llamado Tomo. Solía ir a casa de aquel chico para pasar el rato y jugar con sus gatos, pero hacía años que no lo veía.
Cuando aún iba a cuarto curso de primaria, con tan solo nueve años, pasaba muchas horas con Tomo y lo acompañaba a su casa después de salir de la escuela o las actividades extraescolares que solían hacer.
Sin embargo, un lunes de invierno a las seis de la tarde, cuando salían de la escuela para irse a casa de Tomo, aquel chico desapareció y no se lo volvió a ver jamás. La policía lo estuvo buscando durante meses, hasta que dejaron de interesarse en el caso. Eso hizo que Kazuha lo pasara realmente mal, pero sus otros amigos lo ayudaron bastante a salir adelante con todo lo que pasó.
A día de hoy, el peliblanco seguía dolido por su pérdida y, aunque cada vez le afectaba menos, lloraba algunas noches por lo mal que lo pasaba. Aunque tener a su novio cerca lo ayudó esa misma noche, lo que hizo que no sufriera como lo hacía siempre.
El resto de la semana transcurrió de forma normal, aunque debían ir con cuidado por si pasaba algo parecido al incidente de Rosaria. No podían saber qué gente podía ser peligrosa, aunque Scaramouche subió la guardia mucho más que de costumbre para proteger a Kazuha.
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•Scaramouche Raiden• | Kazuscara |
RomanceDespués de que Scaramouche hubiera sido rechazado por su amigo, lo único que podía hacer era esconderse para llorar sin que lo vieran los demás. Se odiaba a sí mismo cada vez más por todas las cosas malas que le pasaban y no tenía ningún tipo de div...