Capítulo 18: DAYLIGHT

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Aurora

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Aurora.

Una de las peores decisiones que he tomado en mi vida sin duda alguna es haber bebido de la manera en que lo hice la noche anterior, pues ahora mismo mi cabeza parece que estallará, mi boca está seca como la misma mierda y siento un ardor horrible que me recorre toda la garganta. Mi estómago está revuelto y siento que la luz del sol, pese a ser poca, quema mis ojos obligándome a bajar los lentes negros que estaban en mi cabeza.

Camino con pesadez mientras aferro mi bolso a mi hombro, aprieto mi abrigo blanco y meto las manos en el bolsillo de este mismo mientras mis botas resuenen contra el asfalto.

Siento que alguien me sigue, había decidido venir caminando a la empresa hoy ya que tenía esperanza en que el malestar de la resaca desapareciera a cada paso pero lo único que sucede es que este aumente a cada segundo que corre.

Tomo una respiración profunda, voy tarde al trabajo y mi celular ya comienza a recibir un centenar de llamadas del trabajo. Dejo que el celular suene en el interior de mi bolso y solo sigo caminando mientras puedo tener aun esa sensación de ser seguida por alguien.

Ahora que lo pienso, debí aceptar que Edwin me trajera a la empresa. No estaría sufriendo como estoy sufriendo ahora.

Agradezco finalmente cuando la empresa de Aren aparece frente a mí, miro sobre mi hombro intentando notar si alguien andaba detrás de mí o no pero vuelvo la vista al frente cuando la seguridad en la puerta principal me saluda.

—Buenos días, señorita Bellerose —saluda uno de los enormes hombres que respaldan la entrada.

—Buenos días —saludo a ambos mientras agradezco por la puerta que abren para mí. Me adentro a la empresa y solo sigo caminando hasta el elevador en donde entro para ir directamente hasta el piso del jefe.

Una vez dentro del elevador y una vez que las puertas se cierran frente a mí recargo mi espalda en el muro metálico detrás de mí. Miro hacia el techo y suelto un suspiro lento y pesado. La cabeza me pesa y el mundo parece ser un montón de acero que cae sobre mis hombros.

Eso te pasa por bruta.

Grita mi subconsciente.

La caja de metal se detiene en el piso correspondiente, las puertas se abren y salgo al piso presidencial. Camino hasta mi puesto designado pero mis pies quedan inmóviles de un segundo a otro cuando miro lo que hay sobre el escritorio.

Retomo mis pasos con lentitud acercándome y sin despegar los ojos de aquella bandeja con comida que hay en mi lugar de trabajo.

Dejo mi bolso en su lugar correspondiente y tomo la tarjeta dorada que reluce entre todo el panorama. Abro esta con lentitud y saco la nota del interior mientras mis ojos enfocan la perfecta caligrafía que está entintada en el papel con bordes dorados.

Reconozco la letra de Aren y no dudo en quitar los lentes negros de mis ojos para dejarlos sobre el escritorio mientras comienzo a leer.

Una resaca puede ser el fin de todo pero un buen desayuno puede hacer que las cosas mejoren. Disfruta el desayuno hecho especialmente para ti. Buenos días, Fresita.

Falsamente tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora