Aurora.
Tomo una respiración profunda mientras aprieto el ramo de novia que sostengo en manos, el interior de la limusina en donde estoy montada resuena con música de Taylor Swift, misma que me ayuda a alejar tenuemente los nervios.
Trago saliva con dureza y mis ojos van hasta la puerta de la limusina, esta se abre y puedo ver los ojos marrones de mi padre, sonríe en mi dirección ocasionando que una sonrisa tímida llegue a mis labios también.
—¿Estás lista, Aurora? —extiende su mano en mi dirección y acepto esta, me ayuda a bajar con delicadeza y una vez que mis pies se plantan a la acera algunas de las asistentes de Cher se acercan a acomodar mi vestido y mi velo.
Sostengo mi ramo y con mi mano libre aprieto la mano de mi padre.
—Luces hermosa, cariño —lo miro, ladeo la cabeza y sonrío—. Como una autentica reina.
Se acerca, mis ojos se cierran cuando deja un beso en mi frente.
El nudo de nervios que tengo en mi interior no se controlan. Nada de esto es nuevo para mí pero por alguna razón se siente como si fuese la primera vez.
Miro a mi padre una vez más, sus ojos albergan lágrimas que amenazan con desbordarse en cualquier momento.
Mi padre acaricia una de mis mejillas con delicadeza, logrando que las lágrimas también lleguen a mis ojos cuando comienza a hablar.
—No sabes cuánto me alegro de que hayas encontrado un buen hombre con el cual compartir tu vida —comienza, con la voz temblorosa y los ojos brillantes—. No sabes cuánta paz me da saber que unirás tu vida a un hombre que te ama, que te respeta y que cuidará siempre de ti —siento como algunas pequeñas lágrimas logran desbordarse de mis ojos, limpia estas con rapidez—, pero pese a que encontraste un buen hombre tengo que recordarte que jamás olvides que papá siempre estará para ti, mi pequeña Aurora, pase lo que pase, siempre podrás recurrir a papá.
Mi cabeza se llena de aquellos recuerdos que tengo con mi padre desde que tengo memoria porque pese a que ahora sé que no compartimos sangre es León Bellerose quien siempre ha estado ahí para mí. Ha sido el mejor padre del mundo y jamás voy a dejar de verlo como mi padre. El primer hombre que amé.
—Siempre serás mi princesa —agrega mi padre, logrando que las lágrimas que ya se habían acumulado en mis ojos de nuevo, comiencen a rodar por mis mejillas—, y aunque ahora seas una princesa independiente, papá siempre velará por ti.
—Te amo, papá —le hago saber, con la voz en un hilo—. Siempre voy a amarte y siempre voy a querer refugiarme en tus brazos cuando la tormenta me aceche.
Sonríe con lágrimas en los ojos, se acerca y me abraza, no dudo ni un segundo en envolverlo de la misma manera, transmitiendo en este abrazo todo el amor que siento por él.
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Falsamente tuya
RomanceUn contrato inicia la travesía del famoso y más importante magnate de New York. Aren Russell está acostumbrado a una vida llena de lujos, poder, respeto y dinero, mucho dinero. Un magnate que lidera la lista de Forbes y que lo único que le preocupa...