19 de junio.
Aurora.
Miro los papeles en la mesa mientras acomodo todo en sus debidas carpetas, escucho las puertas del elevador abrirse y no necesito levantar la mirada para saber de quién se trata.
—Ni siquiera tienes derecho de reclamarme, Russell —la voz de Zaak inunda en el vestíbulo de recepción.
—Soy tu jefe y si quiero echarte en cara que hoy mi gato me llevó un insecto a la cama como una muestra de que me considera parte de su círculo social, entonces, puedo hacerlo —suelta Aren con aire de superioridad.
Levanto la cabeza mirando a los dos hombres que llegan. Aren y Zaak acaban de regresar de un desayuno con un socio importante de la empresa.
—¿Cómo les fue? —pregunto, tomando las carpetas y saliendo de mi cubículo para acercarme a ellos. Aren abre la puerta de su oficina, me deja pasar primero, después se adentra él.
—¡Oye! —la voz de Zaak retumba y giro a mirar. Le doy una mala mirada a Aren cuando noto que ha intentado cerrar la puerta, dejando afuera a Zaak.
El magnate solo ríe caminando hasta su escritorio, me acerco a abrir la puerta de nuevo y Zaak se adentra.
—¡Eres un ingrato, Russell! —reclama Zaak, señalando al magnate que ya está sentado en su enorme silla de cuero.
—Si me cobrara todas las que tú me has hecho verías que esto es nada —responde Aren, recargándose en el respaldo de su silla.
Me acerco a ellos, tomando asiento en una de las sillas frente a Aren. Zaak se acerca también y toma asiento en la silla libre a mi lado.
Comienzo a pasarle una a una las carpetas que traigo conmigo al magnate, quien firma en cada una para después pasárselas a Zaak, quien hace lo mismo.
Es así por un par de minutos hasta que han firmado todo.
Me pongo de pie.
—¿Quieren un café? —pregunto, mirando a ambos.
—Yo no —responde Zaak, mirando su celular.
—Por favor —responde Aren, encendiendo su portátil.
Asiento, tomando las carpetas y saliendo de la oficina.
Me acerco a la cafetera del piso y comienzo a preparar el café para Aren, lo preparo tal cual siempre lo hago y una vez que este está listo procedo a ir a la oficina de nuevo.
Justo cuando estoy a punto de abrir la puerta, es Zaak quien lo hace, me deja pasar.
—Los veo después —se despide el castaño, saliendo de la oficina y dejándonos a los dos solos aquí.
Me acerco al escritorio de Aren, debo cruzar el escritorio para dejarle la taza cerca.
—Gracias —agradece cuando el olor a café inunda ya en la oficina entera.
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Falsamente tuya
RomanceUn contrato inicia la travesía del famoso y más importante magnate de New York. Aren Russell está acostumbrado a una vida llena de lujos, poder, respeto y dinero, mucho dinero. Un magnate que lidera la lista de Forbes y que lo único que le preocupa...