[ Happier With You] - Dundy fanfiction-

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A veces tengo ganas de ser cursi
para decir: La amo a usted con locura. 
A veces tengo ganas de ser tonto
Para gritar: ¡La quiero tanto!

-Fragmento de: A veces, de Nicolás Guillén

Decir que Dream estaba nervioso, es decir poco. El pobre estaba tropezando, incluso teniendo el camino despejado y se trababa al hablar, algo inusual en él. E incluso parecía más tímido con sus acciones, por más pequeñas y normales que fueran entre ambos. Y todo eso estaba dejando muy confundido a Fundy, aunque claro, él mismo deja pasar la actitud rara de su pareja por concentrarse en no cagarla.

Era el día de su aniversario y ambos habían decidido pasarlo en uno de los lugares que habían visitado. Más específicamente uno llamado «El jardín de las hadas». Este sitio era conocido de esa forma por su paisaje tan hermoso y a la vez, tan extraño. También, como su nombre lo indicaba. La mayoría de las hadas pasan mucho de su tiempo en aquel punto y aunque a ellas mismas, no le molestaban que algunas personas visitaran su jardín; No dejaron para nada fácil el que alguien entrara. Para llegar debías pasar una especie de túnel de árboles y arbusto que, por si solo, no suena como la gran cosa. El problema es que, si no sabes bien qué caminos tomar; fácilmente te pierdes entre los sub túneles que había dentro del mismo. Así que, era algo raro que encontraras a más de unas cuantas personas en el sitio y la mayor parte del tiempo, este mismo estaba vacío. Siendo solo adornado por los suaves brillitos de las hadas al jugar.

Y ahora, ambos se encontraron entrando al primer túnel para llegar allí. No era complicado si ya sabias el camino. Así que, mientras caminaban, era fácil admirar la belleza del mismo y como solo al entrar, ya notabas que estaban caminando en un punto lleno de magia. Las hojas de los árboles que formaban el camino, junto a los arbustos; eran de un hermoso color verde. Desentonaban con el paisaje fuera de aquel lugar. Donde a donde vieras, había nieve y cristales. Pero aquí dentro, era como entrar a primavera de nuevo. El suelo bajo sus pies también era adornado con algunas pequeñas margaritas que se mecían con la brisa que lograba traspasar. No tardaron mucho en llegar al final de aquel túnel. Despidiéndose de las pequeñas margaritas que parecían crecer solo dentro, la atención fue directa al paisaje frente a ellos.

Un lago (¿No les parece familiar?). Un hermoso lago que estaba rodeado por árboles verdes junto con una vista a unas lejanas montañas nevadas. Nuevamente, el sitio era un contraste total con lo que pasaba a su alrededor (más o menos). Parecía un pequeño paraíso donde la nieve nunca llegaba y el frío nunca posaba sus ojos. Y se entendía por completo su nombre; «Jardín de las hadas» porque el paraje parecía serlo. El césped era suave y de un verde brillante, junto con flores por aquí y por allá. Arbustos cercanos con más flores o frutas que parecían como si alguien los podara para verse tan ordenados. También, los árboles no tenían ni una pizca de blanco e incluso, hasta donde podían ver, parecía que había una especie de pared invisible; ya que al toparse el verde con el blanco nevado, se creaba una línea clara diferencia. Igualmente, se notaba en las flores, cuyos pétalos se cortaban en sus colores y dejaban las puntas como cristales al inclinarse al frío. El sitio era precioso de día, pero lo era más con la puesta del sol. El anaranjado pintando el cielo y las nubes tornándose rosas. Algunas bajaban y cubrían a los árboles lejanos que estaban a las faldas de las grandes montañas.