You and I

Paranoid...

Tuvo un mal sueño, uno en donde su precioso sol ya no estaba a su lado y sentía el desespero al intentar por todos los medios posibles recuperarlo.

Y sintió como le faltaba el aire, como su pecho se oprimía en dolor. Fue justo ahí en que se dió cuenta con completa claridad que Harry sería su perdición, que lo tenía en la palma de su mano, que ese chico de dieciséis años podía destruirlo si así lo quería y que Louis moriría como también mataría por él, una completa locura.

A pesar del sabor amargo que su sueño le dejó, despertó con una sonrisa al escuchar los tarareos y pequeños balbuceos de Harry cantando una canción en francés. El rizado estaba encima suyo usando su celular, por alguna razón Harry siempre tomaba su celular y dejaba un par de fotos en su galería para después quedarse husmeando en sus redes sociales por aburrimiento. Así que ahí estaba, encima suyo como si la cama no fuera lo suficientemente enorme para que se acomodara en ella.

—¿Estás cómodo, bebé? —Murmuró con la voz ronca y acariciando la cintura de Harry.

—Mucho. —Restregó su mejilla en el pecho del mayor. —Buenos días Lou, tengo hambre.

La risita ronca inundó toda la habitación, seguramente Anne ya estaba preparando el desayuno pero Harry tenía la manía de esperar hasta que Louis despertara para bajar a la cocina, le gustaba estar junto a él cuando despertaba.

En un rápido movimiento Louis lo tumbó dejándolo debajo de él, Harry se rió pero de inmediato lo tomó del cuello para estrellar sus labios con los contrarios. Louis acarició su pierna apretando su muslo sacándole un jadeo que murió en sus labios.

—Chicos, ¿Están desp-... —Anne chilló dándose la vuelta pero sin salir de la habitación, Louis empezó a reírse acostándose al lado de Harry. —¡Les he dicho que cierren la puta puerta!

—¡Solo nos besábamos! —Louis defendió entre risas, recordando la escena que encontró en la madrugada pero no mencionó nada, al menos no lo haría aún. —Ya, que estamos vestidos.

Ella se giró cruzándose de brazos. —El desayuno está listo, vayan a comer y tú deja de comerte a mi hijo.

Como la persona madura que es, Louis le sacó la lengua y Anne solo le sacó el dedo medio antes de salir.

—Me voy a bañar, me siento mareado. —Avisó el menor deshaciéndose de la sudadera. —¿Supieron algo del tipo de anoche?

—¿Recuerdas todo?

Levantó los hombros. —No, pero si recuerdo muchas cosas. Después de bañarme, mamá me ayudó a vestir y pasé todo el rato diciendo que te llamara, ella solo dijo que habías vuelto al sitio con papá.

—Tengo las grabaciones de las cámaras de seguridad, pero es poco lo que se ve y justo anoche empezaron a fallar.

Asintió antes de entrar al baño. Louis aprovechó para ir a molestar a Anne en la cocina, no había rastro de Alex así que con una sonrisa entró en la cocina, abrazándola de la cintura y desordenando su cabello.

—Siempre haces eso, detente maldito.

Louis se agachó abrazándola de los muslos y la levantó hasta sentarla en la barra haciéndole cosquillas. Cuando creyó que era suficiente y ella estaba roja de la risa, se detuvo riendo.

—Tienes algo que contarme.

—¿Que cosa?

Él la miró con esa sonrisita juguetona. —Tú y Alex, si no hubiéramos llegado habrían follado en el sofá.

—Dios, es que ese hombre me encanta tanto, ni yo sé cómo he podido contenerme todo este tiempo.

—¿Que te detiene? Ambos están coladitos por el otro.