22. Danza Estelar.

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El metal pulido presionaba contra el cuello de JK, cubriéndose con las gotas de agua que aún caían de su cabello. Se pintaba de rojo cada vez que el filo temblaba, adentrándose en la piel; estremecía de pies a cabeza, empuñando el cuchillo carnicero con la mirada perdida en el mesón del que se sostenía.

Oscuro, asfixiante. El ambiente traía sus oídos sordos, la presencia de los vivos le era lejana como si se perdiera en una pesadilla. Temblaba, porque aunque tiraba con todas sus fuerzas tratando de hundir el arma en su garganta, no lo lograba; Vy retenía su brazo y hombro tirando en direcciones opuestas, siendo la fuerza de sus adis superior a la del humano.

No lo harás —impuso el alien, cubriendo el puño del suicida con ambas manos— Suéltalo.

— Lo siento... —musitó JK a ojos cerrados. Su voz frágil y rostro empapado decaían en agónico sufrimiento— No quiero morir... no quiero morir ni dañarlos a ustedes ¡De verdad no quiero!

Entonces no hagas esto —el llanto de su chico empeoraba el angst. Todo lo empeoraba. JK se hundía cada vez más profundo, perdiendo el control de sus acciones— Te estás lastimando, Kookie, reacciona; que no se termine así. No soporto que termines así, justo ahora...

— Juro que no te quitarán el transmisor —Luke se atrevió a hablar, mas no a moverse de su lugar, ocultando su mano con el comunicador tras el muro—, te devolverán el control del observatorio ¡haré lo que sea! sólo suelta el cuchillo, no te lastimes...

«¿Qué?», atónito se percató de las marcas en el brazo de su hijo, las hendiduras donde la piel enrojecía y se movía bajo la presión de algo invisible. Sus músculos tensos estaban luchando con fuerza, contra... ¿Qué?

Vy no quería excederse tirando, si su energía flaqueaba y JK se soltaba, el cuchillo sólo se detendría al chocar con sus vértebras. Nada en su dulce vida hubiese preparado al joven Adia para enfrentar algo así pero, valiéndose únicamente de su valor; hizo bien. Confió en la energía que le quedaba, atreviéndose a usar sus adis para extender el brazo de su chico hasta alejar el metal de su cuello... Hundiendo el rostro contra su mejilla, verlo así le partía el alma.

JK sufría un fuerte brote psicótico, en el que sus deseos y acciones no concordaban, ambas partes atacándolo de distinta forma. Lloraba lapidado por su conciencia, deseando negarse a la voluntad de su cuerpo, el que estaba empecinado en abrirse la garganta como si fuese la única forma de darle a la muerte lo que deseaba de él... Estaba perdiendo contra el angst.

Aterrado como estaba, Vy no estaba en condición de compartir ningún tipo de emoción positiva; no podía salvar a JK por las buenas, así que... sería por las malas.

Lo siento, mi amor —dejó un beso en sus labios húmedos antes de actuar. Luke escuchó el crujido:

JK gritó sintiendo los adis presionar su muñeca hasta causarle una fractura. Su mano cedió por los tendones desgarrados y el cuchillo cayó al suelo, donde Luke lo pateó lanzándolo bajo del mueble en un parpadeo. Con su hijo desarmado, no dudó en retenerlo por la espalda, necesitaba sacarlo de la cocina para que no tuviese oportunidad de coger algún otro objeto cortante ni parecido. Fugazmente lamentó haber dejado de entrenar hacía años, perdiendo la lucha contra su hijo estuvieron a punto de caer al suelo y Vy, ya sin energía, no podía ayudarlo. Fueron eternos diez segundos...

De pronto, se halló sosteniendo un cuerpo pesado y flácido. Apenas llegaban al pasillo y JK se había desmayado, momento en que el portal sonó; Jung y Yunki llegaron.

Luke no daba más, sus piernas cedieron con la espalda contra el muro hasta sentarse en el piso, sin soltar a su humanito. Se largó a llorar sosteniéndole el rostro, estremeciendo al advertir cuánta sangre los manchaba... La herida superficial no acabó con la vida del menor, pero sí con la escasa tranquilidad que le quedaba a su padre.

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