44. El alma Blanca.

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Narra JK.

(Regresamos al capítulo 1, en el que JK leía sobre filosofía encerrado en el psiquiátrico)



Dije la verdad. Toda, y nada más que la verdad... Lógicamente, nadie me creyó.

Heme aquí, encerrado en el psiquiátrico ¡rodeado de locos! y hablo de los mismos psiquiatras que creen que con charlas y medicamentos pueden curar el angst que está desquiciado a casi cien almas.

El recinto y los cuidados nos mantienen a salvo de nosotros mismos. Yo... hacía un par de semanas que disfrutaba "mediana libertad", pero mi rabieta en la biblioteca no sólo provocó que me sedaran con inyecciones, sino que me regresaran la camisa de fuerza.

«Vy...», ido, drogado, me oigo a mí mismo rogar por él sin conseguir mover mis labios. Me llevan de regreso a mi habitación.

Blanco, suave... el cuarto acolchado es seguro para mí y quienes me cuidan. Desconozco cuántas horas he rodado ¿Qué sentido tiene luchar? ¿Pensar? ¿Para qué sentir siquiera? Sólo queda dolor para mí.

«Calma, calma...», trato de alentarme con el rostro pegado al blando suelo. Dicen que mi "cuadro clínico de angst" es leve.

No, no es leve, imbéciles; sólo que sé manejarlo ¡Me gasté años aguantando!

Me gasté... toda mi vida pasada soportando el angst yo solo; alguna ventaja debió perseverar en mí.

Ustedes no quieren saber cómo grita alguien que padece de angst. Es, literalmente, sentir la muerte en sí; tormento, falta de aire, dicen que puedes ver la carne putrefacta desprenderse de tus huesos...

Yo aún no llego a ese tétrico punto, pero he oído a los demás pacientes. Es imposible no oírlos, día y noche sin descanso, en este trocito de infierno al que llaman hospital.

Mantener con vida por la fuerza a quienes sufren este mal es lo que me parece realmente diabólico. Yo, al igual que cada paciente aquí, sólo quiero morir.

«Quiero morir, por si en otra vida vuelvo a ganar la lotería».

«Quiero morir, creyendo que nuestras almas volverán a encontrarse».

«Pero sé... que no fuiste mío en una vida pasada, ni lo serás en la siguiente; sólo tengo esta... Esta era mi oportunidad de ti».

Lágrimas humedecen la tela bajo mi rostro. Me siento tan absurdo, vacío, a la vez lleno de odio y miedo.

¿Soy yo, poniendo fe en el futuro? Imaginando imposibles, sólo para volver menos miserable mi presente.

«Soy patético», reconozco riendo desquiciado.

"La fe fue inventada para disfrazar la realidad que a las personas duele", yo solía decirlo. Era un imbécil; uno que a pesar de haber sufrido ya bastante, jamás aceptó consuelo alguno.

Mi vida pudo ser mejor; yo me encargué de arruinar cada oportunidad que se me concedió...

El tío Yunki. Mi papá. Ambos murieron tratando de ayudarme, a otros sólo causé miseria y dolor. ¿Qué lograron? NADA. Simplemente no nací para ser feliz.

El Schwarze Mann... ¿Qué me importa quién sea? Me odia, como muchos en este mundo, y debe tener buenas razones para haber llegado tan lejos buscando hacer de mi vida el más asqueroso tormento.

"También le daré las gracias", recuerdo haber dicho. Y sostengo esa convicción; porque aunque el Schwarze Mann puso a Vy en mi vida sólo para arrebatarmelo y hacerme sufrir, me concedió los mejores momentos de mi vida.

ÜbermenschDonde viven las historias. Descúbrelo ahora