48. Punto Azul en el Cosmos. (Últimos capítulos)

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Una nueva sacudida de la tierra tiró a JK antes de que consiguiera salir de la sala. Cayó, se golpeó contra el panel de control como si estuviera dentro de una vil caja. El gruñido subterráneo acusaba que el sistema, lejos de enfriar y apagarse, seguía activo.

—¡Pero qué! El agujero negro... —todo su ser estremeció, prestano poca atención a la sangre rodando por su frente, pintando de rojo su cabello. Estaba atónito, tenía que hacer algo— ¡Dije que los cálculos estaban mal! —no era momento de recriminar a Rebecca no haber hecho un cálculo manual...

El asteroide era una cosa. Su daño: fatal pero fácilmente calculable. No obstante, que la monstruosidad oscura siguiera activa fuera del control humano era literalmente abrir una puerta al infierno, una a la que todo caería tarde o temprano.

Todo vestigio de vida terrestre desaparecería del universo.

Frenético, trató de ponerse de pie. Un monitor cayó justo ante él.

"Yo no alteré los números, no soy físico", leyó en la pantalla titilante y oscurecida.

¿El Schwarze Mann se estaba justificando con las manos en alto? después desapareció. Lo abandonó. JK lo hubiese golpeado «¡Traidor y cobarde!».

—¡JK! ¡El acelerador! —Rebecca se exaltó mediante el comunicador. Su hermano al fin se levantaba sujeto del panel, temeroso de otra sacudida.

—¡Te dije! —Bufó el hermano menor, advirtiendo al fin las gotas de sangre que caían sobre sus manos— ¡Mi cálculo era correcto!

Corrió por el pasillo.

Todos corrieron; cada científico abandonó su lugar de trabajo y se dirigió a los portales de salida al advertir el gran número de fallas mecánicas ascendiendo, pero ¿No era inútil?

—¡NO HUYAN! ¡COBARDES! —el coordinador principal rugió como león en cada comunicador, indignado hasta la médula— ¡AÚN HAY UN POCO... Un poco... —jadeó a ojos cerrados, aflojando la carrera— Queda un poco de vida por salvar.

Rebecca no dijo más. No tenía caso...

El punto negro, antes invisible y tranquilo en el espacio, se hizo notar; su gravedad alcanzó la capa más externa y ligera de la Tierra, su atmósfera, robándola.

Fue un macabro suspiro el de la Tierra perdiendo la vida un segundo tras otro. La capa de ozono ya no estaría más para bloquear la radiación solar que terminaría por quemar y matar todo.

Despresurizados por la gravedad intrusa y los fuertes vientos que barrieron la superficie desprendiendo hasta el árbol más fuerte, los océanos burbujearon furiosos, cediendo gran parte de sus aguas en forma de vapor que escapó lejos, tras la atmósfera.

Hermoso. Catarsis en su más trágica expresión. El agujero negro parecía danzar arremolinando nuevos tesoros a su alrededor, acelerándolos cada vez más cerca de su centro, generando un disco luminoso a su alrededor; el disco de acreación.

JK no podía verlo, pero por el silencio en la Base Lunar a pesar de estar abierta la comunicación, entendía qué debían estar viendo las seis damas.

JK no podía verlo, pero por el silencio en la Base Lunar a pesar de estar abierta la comunicación, entendía qué debían estar viendo las seis damas

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