35. Mi Viajero del Tiempo.

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El vehículo de Agust, uno de los tres utilizados dentro de la Nave, a diferencia de los demás siempre tenía la batería cargada al 100%... Porque nadie lo usaba. El Adia caminó alrededor de la casa hasta aquel ovoide color blanco, ordenando con su mente que abriera la compuerta que se deslizó silenciosa permitiéndole entrar. Un click selló el vehículo herméticamente. Sin siquiera un tablero de control, se activó la flotación para deslizarse veloz directamente a lo alto, donde la gravedad artificial de la nave se perdía lejos del suelo.

«Respira, respira...», era lo único en la mente de Vy viendo el exterior, infinito verde girar por la ventanilla. No quería volver a llorar, así se volviera loco por negarse a sí mismo cuánto lo mortificaba. Lo que había hecho. Flotando dentro de la nave, un par de lágrimas pasaron ante él como canicas de cristal... Quisiera o no, no podía aflojar el nudo en su garganta, el peso que asfixiaba su pecho ni la rigidez de sus músculos; estaba arruinado. Al rotar, cercano al suelo en lo alto de la nave, se vio a sí mismo como había evitado hacerlo; sus adis fríos y piel enfermiza.

¿Por qué los Adias tenían que ser tan evidentes en cuanto a su sentir?

— No puedo —rezongó abriendo la puerta. El vehículo había llegado a su destino, deteniéndose por sobre los girasoles más altos para no dañarlos— No puedo presentarme así.

«¿A quién engaño? No valgo una mierda como capitán, simular que puedo manejar esta situación como un adulto maduro y responsable no cambia el desastre que acabo de causar», su mueca de dolor al bajar flotando grácil hasta el suelo, denotaba la verdad... «Me van a quitar la nave, que no es para nada lo peor que estoy pasando».

No debió ni pensarlo. El estanque principal estaba a pocos metros, tras la cortina de tallos y flores en los que se ocultó, ilusamente, buscando fuerzas. Como resultado cayó de rodillas al suelo, derribado por el pesar y cediendo al llanto silencioso.

Hacía horas que JK daba vueltas por la siembra, corriendo hasta agotar sus fuerzas. Necesitaba un descanso de esas malditas flores y lo encontró justo ahí, en el estanque principal, un cuerpo de agua rectangular tan grande como un lago. «Y a nadar se ha dicho», decidió el astrónomo lanzándose al agua... esperando que esta no tuviera nada tóxico, pues, sediento, la bebió sin hallar ningún sabor extraño.

Flotaba en el agua, admirando el rarísimo cielo verdoso tras el sol artificial de la nave, el que cedía al naranja simulando el ocaso. «Días de 36 horas...» lo hizo razonar un poco más allá.

— No me jodan que va a oscurecer ¿Quedará todo negro o me dejan siquiera un brillito para ver?

No parecía importarle demasiado, restar importancia al extraño ambiente que lo rodeaba era una forma de sobreponerse al miedo que le causaba no saber si estaría ahí perdido por siempre.

Se sentía solo, y como solía hacer con tal sentimiento, comenzó a cantar.

**La canción es Creep, de Radiohead, en este caso el cover de Hoppipolla. Es un cover muy lindo, se los recomiendo, mucho más que después de leer la escena puedan imaginarla en compañía de la canción como yo he hecho al escribirla**

When you were here before... Couldn't look you in the eye~ —cerró los ojos pensando en sólo una persona, a quien esperaba al fin poder ver— You're just like an angel, your skin makes me cry~ —la expectativa de haber estado tan cerca de encontrarlo, se sentía rota— You float like a feather~ In a beautiful world~... I wish I was special... You're so very special —el centro dorado de su mundo, sólo podía imaginar cómo sería pero, en cualquier caso, lo sobrecogía la idea de estar ante un alma tan radiante y digna como la de Vy. La suya en cambio...— I'm a creep, I'm a weirdo ¿What the hell am I doing here? I don't belong here~

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