𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐃𝐎𝐒
(𝐒𝐄𝐆𝐔𝐍𝐃𝐎 𝐕𝐎𝐋𝐔𝐌𝐄𝐍)
Luego del incidente que Marlene Lockley tuvo con su mejor amigo Jadon Sancho, la inglesa busca olvidarse del romance pero un cierto argentino que fue el principal problema en su relación con Jadon no...
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Busco a Liz por fuera del restaurante encontrándola en una esquina con el celular en la mano. Corro a acercarme para ofrecerle mi chaqueta pues estaba haciendo frío. Se sorprende cuando cruzamos miradas, le sonrío para transmitirle confianza que necesitaba en estos momentos.
Ella me devuelve la sonrisa leve y alcanzo a ver que su rostro estaba rojo, aunque desconocía si era por el frío o porque lloró -no tienes qué preocuparte por mi, Lisandro. Pedí un Uber que me va a llevar a casa- desvía.
-Tonterías- niego -cancela el Uber que yo mismo te llevo- ofrezco muy decidido.
Si la memoria no me falla, creo jamás he tenido una conversación razonable con Liz -no quiero intervenir en tus planes...
-No lo haces. Ahora necesitas de alguien.
-Gracias, Lisandro. De verdad- cancela su Uber y nos vamos a mi auto. Me pide que la lleve a su departamento y cuando llegamos, tomo la decisión de quedarme con ella pues Mar no se encontraba.
-Dónde está Mar?- me atrevo a preguntar.
Liz piensa qué responder -la última vez que escuché de ella era que se quedó a trabajar hasta tarde porque el jefe de prensa renuncio provocando que el cargo quede en sus manos- revela.
-Joder! Me siento muy orgulloso de ella pero a la vez es mucha presión la cual, aunque ella lo niega, le afecta demasiado- revelo.
Me voy a la cocina a prepararle un mate para Liz -si que conoces de mi hermanita- rescata -eres digno de ella y no ese portugués- oigo que dice en bajo.
Una vez terminado el mate, camino a la sala para entregárselo. Al principio no quería tomar de ella pero fui insistente en que le iba a gustar lo cual resultó cierto -diablos, si es que le tengo envidia a Mar- se le escapa decir.
Hago un gesto extraño ante su comentario -por qué?
-Rodri fue quien primero se enamoró de mí, insistió por días que le aceptara salir con él. Cuando lo hice no me arrepentí en lo absoluto. Todo se fue cayendo cuando el trabajo se me juntaba demasiado haciendo horas extra por la noche; uno de mis turnos extra, Rodri intentó impresionarme trayendo la cena a mi oficina estando consiente que estaba lidiando con un caos enorme. Me enfurecí demasiado el que me haya distraído y le pedí que se alejara de mi por un tiempo.
Sentía lástima por Liz -dios, Liz...
Ella traga saliva -malinterpretó las cosas pensando que terminé la relación y fue a ahogarse sus penas con la rubia esa de Kaya- bufa -disculpa si ofendí a tu novia.
El tan solo hecho de que Kaya fue mi novia me hacía sentir nauseas. Nunca la quise -descuida, ella me terminó porque decidí acompañarte- revelo.
Liz se sorprende -ay no!! Lisandro, lo siento demasiado...
-No no! Descuida. Odié todo este tiempo que estuve con ella- explico -yo... intentaba despejar mi mente de Mar con ella. Lamentablemente solo hizo que añorara aún más a tu hermana.
-Es precisamente por eso que le tengo enviada a Mar- vuelve a lo de hace rato -ella es muy afortunada de tenerte en su vida porque eres de lo más lindo- confiesa -quiero de regreso a ese Rodri previo a nuestra pelea.
Ahora me sentía que tenía que elegir un bando. podría decirle que hay otro chico que está esperando de ella. O que Rodri se ve que lamenta demasiado su error y hace todo lo posible para olvidar el pasado. Por lo que solo la abrazo por los hombros para demostrar mi apoyo.
-Prometo ayudarte con mi hermana- dice rompiendo el abrazo -eso si, con Mar nunca se sabe. Pero si hay algo claro es que sigue pensando en ti. Te has convertido en alguien especial en su vida.
Dicho eso, me sentí demasiado contento. Era esencial e importante para Mar.
Mar Lockley
Era aproximadamente las 2 am cuando llegué al apartamento, mis pies y ojos me dolían incómodamente horrible. Me limité a prender la luz y aventarme al sofá cuando siento el cuerpo de alguien más por debajo mío. De inmediato identifico quién estaba acostado.
-Licha! Qué haces aquí?!- cuestiono sorprendida.
El argentino se restriega los ojos -ahh, tu hermana me dijo que podría quedarme a pasar la noche. Cómo estas? Oí que se incrementó tu trabajo.
Cabe resaltar que debido a mi trabajo he sido muy distante con él y Rúben para evitar distracciones -estoy manejando las cosas como puedo. Solo me interesa sacar el trabajo adelante.
-Me alegro por ti, aunque trabajar en exceso tampoco sienta bien. Deberías pedir unos días- empieza a sugerir.
Niego -no puedo, confían en mi para reemplazar al anterior jefe de prensa. Un puesto que si es bastante trabajo pero es mi sueño- confieso.
Lisandro me sonríe tan lindo -por supuesto- me toma del brazo -estoy admirado por tu determinación.
Me siento frente a él -por qué estás aquí?
Se toma su tiempo para contestar -resulta que Liz y Rodrigo fueron al mismo restaurante que Kaya y yo, la rubia ocasionó una fuerte pelea entre la pareja. Kaya me terminó por apoyar a tu hermana y la traje de vuelta al apartamento.
Adoro que haya cuidado de Lizzy en ausencia mía -quizá deba tomarme días para estar con Lizzy- me lamento.
-Sabes que si no puedes, estoy yo. O incluso Rashi- menciona dando a entender que sabía los sentimientos que tenía el moreno hacia mi hermana.
-Te agradezco por lo hiciste esta noche. Nadie en este mundo merece a alguien como tú- se me escapa decir.
Licha baja la mirada -tú solamente- revela en voz baja.
Me tomó desprevenida -Lisandro...
-Aún sigo enamorado de ti- da una pausa -intenté olvidarte pero no puedo- confiesa -y Jadon ya no está, ya no te controla más. Y me cansé de ocultar lo que siento, quiero otra oportunidad- pide sincero -estoy enamorado de ti.
Su confesión me conmovió demasiado -Lisandro, yo... tengo novio- revelo indicando que la noche después del partido con Rúben se me declaró y yo le dije que sí.
El argentino no se lo podía creer, sin embargo su respuesta es otra -lo sé, pero yo soy el indicado para ti.
Fue exactamente lo mismo que me sucedió: una confesión de quien esperaba cuando yo ya me encontraba con alguien más. -No sé qué decirte...- quedé sin palabras.
Martínez toma mi mejilla besándola con delicadeza -lo diré una vez más porque lo sostengo: esperaré por ti, añadiendo que lucharé por ti hasta el final.
