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Cuatro años más tarde...


Así que... supongo que tal vez estaba siendo demasiado obvia, tanto así que mi prima golpeó mi codo con el suyo para que dejara de hacerlo. Pero no es como que hubiera podido evitarlo, mis ojos se habían sentido cautivados apenas desvié un poco de mi atención hacia el atractivo chico al otro lado de la explanada.

—No, no; ni siquiera lo pienses. No podrías permitírtelo incluso si vaciaras tu cuenta de ahorros.

Parpadeé hacia ella y murmuré—: Lo siento, ¿qué?

—Dije: No. De ninguna manera. No puedes permitírtelo.

Arrugando la nariz, seguí mirándolo porque, bueno, en serio, ¿cómo podría dejar de hacerlo? Era el ejemplo perfecto de la palabra "Deslumbrante".

—¿Qué? ¿Está como a la venta o algo? —Me reí disimuladamente ante mi propia broma.

—Sí. De hecho, sí lo está.

Mi sonrisa cayó. —¿Eh?

Sentadas en los banquillos fuera del edificio principal del centro formativo superior Dongseo, Im Nayeon y yo bebíamos nuestra dosis matutina de café y azúcar discutiendo sobre la cobertura de su nueva base de maquillaje cuando aquel sujeto, sacado directamente de un sueño hermoso, cruzó mi línea de visión en un instante inesperado en el que desvié mi mirada hacia el principio del camino por donde llegaban los estudiantes.

Con la correa de su bolsa de mensajero atravesando diagonalmente su pecho, detuvo su andar para teclear en su teléfono. Llevando un par de vaqueros y una simple camiseta, no debería sobresalir entre el resto de los mortales. Pero lo hacía. En serio lo hacía.

Tal vez no tenía una detallada vista de él, ni siquiera podía divisar sus atributos faciales desde aquí, pero nada de eso importaba, porque tenía el presentimiento de que su sonrisa era totalmente rompecorazones. Había algo acerca de su aura que gritaba sensualidad, confianza y calidez. El chico era una pieza de arte. ¿Cómo podría Nayeon bromear sobre algo como eso?

—Él tiene un precio. —Prosiguió, al tiempo que palmeaba mi rodilla en un gesto que denotaba compasión. —Es un gigoló.

Giré bruscamente la cabeza para mirar boquiabierta a mi prima quien a veces decía cosas locas. Pero en serio, esta era su peor mentira.

—Claro que no. —me quejé incrédula.

Nayeon movió la cabeza en dirección al susodicho, lo cual yo hice también. Él parecía ahora estar en medio de una agitada llamada telefónica, completamente ajeno a todo y todos. Es posible que me haya quedado embelesada por un par de segundos extras porque Nayeon me sujetó con ambas manos por los hombros, me volvió hacia ella y me obligó a ponerle toda mi atención.

Sisi, escúchame: Jeon Jungkook, el chico de allá, vende su cuerpo por sexo. —Cuando no hice nada más que parpadear porque, uhm, ¿qué se suponía que respondiera?, ella añadió insistentemente—: De lejos parece un niño de mami inocente, pero los trapos sucios siempre salen a la luz. Estuvimos en la misma clase los últimos dos años de secundaria, he estado alrededor de él lo suficiente, así que créeme, es un maldito gigoló.

✔ 𝓔𝓿𝓮𝓷 𝓼𝓸...  ||Libro 1 -JEON JUNGKOOK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora