✔ 𝓔𝓿𝓮𝓷 𝓼𝓸... ||Libro 1 -JEON JUNGKOOK||

XVI

Mi estómago estuvo revuelto por el resto de la semana. Creo que estaba lleno de un muy acido remordimiento. Y tal vez algo de culpa también, aunque eso tenía menos sentido. No estaba ligada con nadie; no debería haber sentido ningún arrepentimiento por decirle a Han que saldría con él. Pero lo hacía.

Nunca debería haber dicho que sí si no estaba de humor para citas. En realidad no estaba de humor para salir con cualquier persona, excepto una, pero resulta que precisamente la persona con quien quería salir estaba completamente prohibida. Justo por eso debía seguir adelante. Me refiero a que si su visita del sábado por la noche donde me habló de sus aventuras con mujeres casadas y detalles de su estúpido plan -el que totalmente no me involucraba- no me había convencido de que estaba prohibido, pues la noche del miércoles ciertamente lo hizo.

Llegué a mis deberes de niñera para descubrir que ya se había ido al trabajo. Un sobre lleno de dinero fue pegado a la nevera con un imán. Mi nombre y las palabras $ niñera yacían garabateadas en el frente en su fuerte letra. De alguna manera sabía exactamente cuánto me debía su madre.

Y entonces me golpeó. Como si en realidad me golpeara un: "Si Yeon, despierta. Sus preocupaciones están muy por encima de si te rompe o no el corazón".

Su sentido de responsabilidad hacia su familia lo era todo para él. Todo. No le importaba si sus obligaciones lo hacían hacer cosas que causaban que se sintiera atrapado o sucio hasta que odiaba a una parte de sí mismo. No iba a dejar de cuidar de su mamá y hermana de la única forma que sabía. Había vendido su alma para asegurar que cada cuenta que Kang Yuna se olvidara de pagar fuera atendida, incluso la factura de la jodida niñera.

Una parte de mí lo odiaba por eso, ya que fui yo quien fue engañada por su inquebrantable compromiso altruista. No obstante, la otra parte de mí lo admiraba y respetaba por su amor y sacrificio por su familia. Lo hacía porque se preocupaba mucho por ellas, y adoraba la forma en que amaba a las personas más cercanas a él. Hacía doloroso ser un miembro de ese círculo exclusivo.

Casi ignoré el dinero. Su origen se me hizo enfermizo. Además, él lo necesitaba para cosas importantes, indudablemente no algunas de las cosas triviales para las que yo solía utilizarlo como esos lindos aretes que había pedido en línea. Y no me importaba si nadie me pagaba un centavo más por pasar el tiempo con Hee Jin; pero lo tomé de todos modos, porque sabía que rechazarlo iba a hacer que Jungkook se sintiera incluso más barato y sucio de lo que ya se consideraba.

Me dije que sólo seriamos amigos con Jungkook de aquí en adelante. No más textos coquetos, no más pensamientos prohibidos y por desgracia, no más almuerzos juntos. No me necesitaba intentando tentarlo para que se alejara de sus objetivos de mantener a su familia.

Me apegué a este plan hasta que Jungkook apareció en mi mesa durante mi hora de almuerzo el viernes y dejó caer su bolsa en el banco frente a mí.

-Hola. -Hizo una pausa para tomar una respiración profunda antes de añadir-: Sweet Pea -con una gran sonrisa conocedora.

Maldita sea. Mis planes de mantenerme alejada y respetar sus decisiones fracasaron por completo.

Pero no pude evitarlo. Empezaba a tener síndrome de abstinencia. Después de llegar a verlo mucho este pasado fin de semana -literal y figurativamente-, nada de Jungkook en cinco días sólo se sentía... mal. Además, había venido a mí. Así que incluso mientras me decía que debía ahuyentarlo, mi pulso se aceleró con alegría cuando se sentó.

Fingiendo un ataque al corazón, golpeé mi mano sobre mi pecho y jadeé.

-¿Qué es esto? ¿Estás sentándote conmigo... en público? ¿Los impulsos de chico cachondo se fueron? ¿He perdido mi atractivo seductor por completo? Di que no es así.