Capítulo 17

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              Narrador omnisciente

- ¡¿Y entonces quieres que finja que no vi nada Fresh?! - no podía entender cómo su hermano menor le mentía en la cara después de lo que había descubierto en su cajón de noche. Ya llevaban una hora sin llegar a algo.

- Puedes hacer lo que you want. I don't Care Geno. - tomó su patineta y fue directo hacía la puerta para retirarse de la discusión. Le molestaba que revisaran sus cosas y aún si fue un error era su vida y podia hacer lo que quisiera con ella. Si quería drogarse lo haría.

- ¡Fresh! - la puerta fue azotada después de que el colorido dejara la casa.

El solitario peliblanco pasó sus manos por sus cabellos largos tratando de buscar paciencia asia su preadolescente hermano menor. Las cosas se complicaban con el pasar de los días. El pago de la renta se acercaba y con eso los problemas de cuentas por pagar no hacían más que estresarlo. Sumándole el hecho de que seguía en proceso de aceptarse tras su reciente salida del closet.

Esa tarde Geno entró a su casa después de un largo día de trabajo y lo primero que su nariz detectó fue un olor extraño por toda la casa. Y claro que sabía lo que era. Sus amigos le habían dado ese reconocimiento a tal olor.

Cuándo comenzó la discusión y el menor trato de negarlo, Geno abrió su cajón diciéndole que ya lo sabía desde hacía mucho. Solo lo había ignorado por que tenía otros asuntos que resolver.

Y cómo se podía saber las cosas no salieron bien. Estaba agotado. Su cuerpo se sentía tenso y su mente se llenaba de listas de cosas por hacer antes de final de mes.

Exhausto, después de abrir las ventanas para ventilar la casa, se acostó en el sofá de la sala y prendió el televisor. Sin darse cuenta cayó dormido.

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Escuchó sonar su teléfono a lo lejos, aún seguía durmiendo pero el ruido se colaba entre sus oídos. Después de tratar de ignorarlo se dío por vencido abriendo sus ojos y acomodándose para quedar sentado. Busco con la mirada y al darse cuenta que el aparato estaba encima de la mesa suspiro. Se levantó y lo tomó sin leer de quien era la llamada.

- hola? - dijo mientras se frotaba los ojos y soltaba un bostezo.

- ¿Por que no contestas? Te he estado llamando por un buen rato.- su estómago cosquilleo al escuchar aquella voz atra vez del teléfono.

- Me quede dormido. ¿Que quieres?

- Estoy afuera de tu casa.

Extrañado se acerco a la ventana, aún con el movil en la oreja, corrió la cortina y efectivamente, Ahí estaba.

Colgó la llamada y abrió la puerta para darle paso al pelinegro alto que esperaba en su entrada.

- Al fin. Traje unas películas para ver. - como si fuera su casa se adentró con unas bolsas de papas (las favoritas del menor).

- No creo estar de humor hoy. - sentenció cruzándose de brazos y siguiendolo por detras. No le desagradaba que Reaper estuviera en su casa es más le confortaba bastante pero la idea de hacer algo en esos momentos no le parecía tan buena. Hacía solo unas horas habia discutido con Fresh y aún seguía algo molesto por el asunto.

- Perfecto, ¿También fue un día malo para ti? - preguntó sonriendo vagamente haciendo notar que para él tampoco iban bien las cosas.

Desde hacía ya un tiempo Geno comenzo a notar que la relación entre Reaper y su padre no era la mejor. Pocas veces se lo cruzaba en su casa y todas esas le bastaron para saber que clase de persona era Gaster, un hombre que se centraba en su trabajo y daba dinero en vez de atención a sus hijos. Al parecer le exigía mucho a Reaper por sus notas, lo cuál era absurdo porque tenía el segundo lugar en la clase y quién era el primero? Obiamente Geno. La escuela de por sí era bastante exigente y el segundo lugar era prácticamente algo premiado entre los maestros porqué pocos llegaban a mantener el puesto y Reaper lo había mentenido desde los primeros días.

Aún así no era suficiente para su padre.

Muy pocas veces hablaba de sus problemas con él pero cuando lo hacía, Geno veía otra parte del mayor. Alguien vulnerable. Pocos momentos Reaper dejaba su sonrisa despreocupada y eso era lo que, a los ojos del menor, lo hacía más humano.

- ¿Que pasó esta vez? - preguntó sentandose en el sillón dispuesto a escucharlo.

- Bueno aammm digamos que -Por accidente- .... insulte a uno de sus inversores - volteó la mirada a un costado y se frotaba el cuello con una mano, la otra se posaba en la mesa donde estaba apoyando su cuerpo. - y antes de que digas que no fue tan grabe yo... le dije que coma mierda.- terminó y volteó todo su cuerpo, parecía un niño quién contaba su reciente travesura esperando a ser regañado.

- ¡Reaper! - nombró Geno sin poder creer lo que había hecho aquél pequeño adulto que ahora le daba la espalda para evitar reirse en su cara que de seguro mostraba incredulidad a tal confesión.

- Jajajj aaa voy a morir.

- ¿Cómo insultas a un posible inversor? Esas cosas son muy importantes - el mayor volteo a verlo y después de pensarlo un poco fue hasta su compañero y tiro su cuerpo en aquel sillón viejo que parecía de abuela. Dejó caer su cabeza en las piernas de Geno y se quedo en silencio con los ojos cerrados.

El menor ya se había acostumbrado a las acciones repentinas de su contrario. Era muy demostrativo en cuanto afecto, casi como si fuera un gran perro que confía en su dueño cuando se siente mal y quiere mimos.
O tal vez un gato por las mordidas aleatorias que daba cuando se aburría.

- ¿Al menos te dijo o hizo algo para que lo insultaras? - paso su mano por sus suaves cabellos negros en un intento de consolarlo. No era bueno para esas cosas.

-... estaban hablando de poner bolsas del café en algunos hoteles cuando el preguntó si conocía algun buen lugar, ya que salgo tanto y quién sabe que lugares frecuento - hizo una pausa antes de seguir- Y le dije que comiera mierda.

Solto un suspiro sabiendo que eso era algo tan de él. Nunca permitía que nadie hablara mal de su persona y mucho menos gente con dinero.

- bueno y ¿que dijo Gaster?

- Qué no volviese a casa hasta que no supiera aceptar la verdad.

Si. Ese era Gaster. Un hombre de negocios centrado en que su empresa de Café creciera y que su hijo fuera el mejor tanto académicamente como persona. Pero no soportaba los berrinches que tenía a veces su hijo mayor. Y es que esperaba que él siguiera con la línea cuando cumpliera los 23.

Sabiendo lo grande que era el ego de esos dos como para pedirse disculpas no le negaría techo a Reaper hasta que decidiera llamar a su padre.

- ¿Y a ti que te paso? - preguntó aún recostado en las piernas del menor, mientras lo miraba y subia una mano hasta su mejilla.

- Peleé con Fresh.

Ambos cruzaron miradas dandose consuelo silenciosamente. Ser adolescente era más difícil de lo que decían los adultos. No eran lo suficientemente pequeños para ser niños pero tampoco eran lo suficientemente grandes para ser adultos y eso era bastante confuso. Solo se tenían entre ellos para intercambiar problemas con sus familias.

Eso era algo que nadie más les daba.

Tranquilidad. Tranquilidad de saber entre ellos que no estaban solos en ese confuso mundo lleno de cambios.

Ambos amaban esos momentos donde se consolaban uno al otro.

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Se viene otro en brevees 7w7

No saben lo que sufro con las frases de Fresh e-e

Condename al Infierno. Afterdeath~♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora