Capítulo 3

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Dana

Lukituki: CHICASSSS

Abitaa: ¿Qué pasa?

Lukituki: ¿Hoy quedáis? :)

Abitaa: Yo si puedo.

Lukituki: ¿Y la rubia puede?

Abitaa: No se, a ver si contesta.

Yo: ¿Queréis dejar de hablar de mi como si no estuviese?

Lukituki: ¿PUEDES O NO?

Yo: ¡No me grites impaciente!

Abitaa: JAJAJAJJAJAJ.

Lukituki: NO TE ESTOY GRITANDO, ESTOY ESCRIBIENDO EN MAYUSCULAS.

Yo: ESO ES IGUAL QUE GRITAR.

Lukituki: ¿PUEDES O NO?

Yo: QUE SI PESADO.

Abitaa: Parecéis dos niños pequeños. XD

Yo: ¡Oyee!

Lukituki: No ofendas.

Abitaa: ¿Ahora si que os ponéis de acuerdo?

Yo: Es que...

Abitaa: Bueno, me tengo que ir, ya me diréis la hora, byeee.

Lukituki: ADIÓS, AMORES.

Yo: Chao.

Tras despedirme apago el móvil y lo tiro a un lado de la cama, me tumbo sobre esta acompañada de un largo suspiro. No se en que momento me quedé dormida, me despierta el sonido de alguie llamando a la puerta de mi habitación.

–¡Pasa!–exclamo mientras me limpio la baba reseca que se encuentra en una de las comisuras de mi boca. Mi madre entra con una bandeja de plata con lo que supongo que será el desayuno.

–Buenos días.–me saluda–. Te traigo el desayuno, hoy viene la familia de Mateo a comer así que en cuanto te lo termines date una ducha y vístete.–me explica dejandome el desayuno en la mesita de noche situada a mi derecha–.Ay que dar buena impresión.

Dicho esto, se pone al lado de mi cama y se inclina hacia mí para darme un beso en la frente.

–Te quiero.–le digo.

–Pues no me decepciones.–me advierte mi madre para segundos después desaparecer por la puerta cerrandola tras ella.

Suelto otro suspiro y me giro hacia la bandeja que porta un zumo de naranja natural, unos huevos revueltos y como no, una pieza de fruta, mi madre está obsesionada con mi figura.

En cuanto termino con el desayuno, me meto a la ducha no sin antes recogerme el pelo en un moño (hoy no toca lavarse el pelo). Tras la ducha de agua caliente me  enrollo una toalla alrededor del cuerpo y me dirijo hacia mi armario para escoger la ropa, me decido por una camisa de varios colores pasteles y una mini falda vaquera. Cuando consigo que me entre (a base de saltitos) me dirijo de nuevo al baño para  maquillarme un poco y cepillarse el pelo, compruebo la hora en mi móvil, aún es pronto.
Me tumbo en el sofá del salón. Mi madre, obviamente,  al verme me dice que no es una postura correcta para una señorita, por lo que corrijo mi postura consiguiendo un sonido de aprobación por su parte.
Ella se va hacia la cocina. Yo abro Instagram y comienzo con mi tarea de cotillear los perfiles de los usuarios mientras dejo que el tiempo pase. 

Sácame de aquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora