Capítulo 15

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Dana

-¿Y cómo dices que se inyecta esto?-le pregunta Mateo a Javier.

-Da igual, ya se lo pondré yo como estos días.

-También puedo ponérselo yo, eh.-se ofrece Sylvia quien consiguió salir con nosotros.

Nos encontramos en la casa de Sylvia, es una casa bastante bonita y grande, ahora mismo nos estamos sentados alrededor de la mesa del salón. Luca, Máx y yo estamos destrozados, sobre todo Máx, y Sylvia. Javier y Mateo intentan hacer como que no ha pasado nada para ver si así se calma el ambiente.

-Voy a ver como está.-digo levantándome de la silla.

Los demás asienten ya acostumbrados a que lo haga cada cinco minutos.

Subo las escaleras y voy hacia la habitación de invitados, abro lentamente la puerta y la veo.

El cuerpo inconsciente de Aba está tumbado sobre la gran cama que hay en la habitación, algunas heridas aún se están curando y otras le dejarán cicatrices. Y sus alas... dios. Lo que ha tenido que sufrir, esas alas son el recuerdo constante de experimento creado por locos. Hemos intentado curar las heridas como hemos podido ya que no sabíamos si curarla como a cualquier ser humano o como las alas de un pequeño pajarito.

Imágenes de aquel día me golpean la cabeza haciendo que nuevamente tenga ganas de llorar.

El cuerpo de Aba ensangrentado encima del de Reyla para intentar salvarla.

El como se nos paro la respiración a todos.

La luz.

Esa luz que nos hizo retroceder y que derribo a los guardias.

Todo hilo de mis pensamientos se corta al escuchar sollozos que provienen del cuerto de baño. Cierro la puerta de la habitación y me dirijo al baño. Dubitativa llamo a la puerta y los llantos cesan, y sin esperar una respuesta entro para encontrarme a Máx sentado en el suelo con la espalda pegada a la pared. Tiene los ojos hinchados y rojos de tanto llorar, esa imagen me rompe. Cierro la puerta al entrar y me siento a su lado. Nos quedamos mirando la pared que tenemos enfrente durante unos minutos sin la necesidad de decir nada hasta que Máx rompe el silencio con un sollozo y rápidamente me abraza buscando apoyo. Se lo doy y dejo que llene mi camisa de lágrimas mientras yo intento no derramar las mías.

-La necesito.-dice entre sollozos.

No digo nada, dejo que se desahogue libremente.

-¿Cómo se lo voy a explicar a Aba?

Y es verdad, ¿cómo, después de todo lo que ha tenido que pasar, le vamos a explicar esto?

-No hace falta que se lo digas tú. Intentaré explicarle todo cuando despierte.-me ofrezco.

Él se separa de mí he intenta sonreír de lado.

-Gracias.-me agradece.

-Sé que es difícil y prácticamente imposible, pero intenta pensar en ello lo menos posible. Tienes que ser fuerte.

-No puedo, no sin ella.

-Piensa que ella no querrá verte así, ella necesita verte feliz y vivir tu viva al máximo, con o sin ella.

Sácame de aquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora