Capítulo 7

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Aba

-Auch, ¡déjame ya pesada!.

-¡Solo compruebo que te has espabilado del todo!

-¡Estoy perfectamente!

-¡Pues no lo parecías hace unos minutos!.

Touché.

Tu te callas.

Estábamos  sentadas en unas sillas de la biblioteca con Reyla frente a mi con cara de... la verdad, no se ni que cara.

-¡Estoy. Perfecta. Mente!-repito por sexta vez.

-¡Vale, vale!-exclama, levantando los brazos en señal de rendición.

-¿Podemos seguir con los planos?-pregunto señalándolos.

-Sí, señora.

Los reviso otra vez con la mirada y...

Nada.

No, no. ¡Espera!

-Aquí hay un cuadrado grande, pero no se si es una ventana, ya que en el otro plano no aparece cerrada.-comento más para mí misma que para ella.

–Puede que sea un sitio al que nadie entra y por eso no la cierran.–contesta Reyla casualmente. En cuanto pienso en lo que a dicho abro aún mas los ojos .

–El despacho de Diana.–susurró sin poder creérmelo.

–¿Qué has dicho?

–¡El despacho de Diana!–exclamo girándome hacia Reyla y agarrándola de los hombros–. ¡Eres una genio!

–Oh... gracias.–me agradece sin poder creérselo. En ese mismo momento me abalanzó sobre ella y le aprieto contra mi en un abrazo.

–Saldremos de esta.–Susurro contra su cuello.

***

Bueno, tenemos una noticia buena y una mala.

Primero la buena.

La buena, que sabemos un sitio por donde podemos intentar salir de aquí.

¿Y la mala?

Que el despacho está cerrado y solo se puede abrir con códigos.

Vamos de mal a peor.

–Prueba con... ¿uno, uno, uno?–sugiere Reyla.

–Tiene que ser de cuatro dígitos y además, no creo que pusiese esa.–le confieso.

–Mmmmm, ¡prueba con uno, uno, uno, uno!

–¿Qué parte de que no creo que sea esa no entiendes?

–Todas. ¡Tú prueba!.

–¿¡Y si salta una alarma!?

–PUES LO PONGO YO.

–NO LO PONG...–me paro en seco cuando escucho que desde lo lejos alguien se dirige hacia aquí.

Sácame de aquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora