La experiencia me decía que temiera a la sencillez con la que solucione el problema de Mía. Esa misma hablaba de que de haber problemas, yo podría solucionarlo. El ego era quien alzaba su voz por encima del sentido común.
Aquel silencio y calma con la que los hermanos White se hicieron a un lado, no se tomaba a la ligera. ¿Qué podía hacer? Contaba con todo a mi favor y eso era suficiente para calmar cualquier temor.
Mia no salía si no era conmigo o con los chicos y eso la hacía un blanco difícil. No había nada de lo que sentirse acorralado. Eso pensaba hasta que la vi en aquella heladería con Nikolái.
Akim logró conseguir parte de la vida de la prometida de la expareja de Emma Frederick y quise entregarlo a primera hora. Mi interés era cumplirle, tal como ella lo había hecho con nosotros.
No creí que Emma tendría apetito o que mi estado alegre me llevaría a llevarla a comer justo en el restaurante frente a la heladería en que Nikolái y Mia estarían. Verlos en ese estado tan cómplice, felices y como nunca la he visto a mi lado hizo que mi buen humor acabara.
De pronto, ya no era tan buena idea que saliera con Nikolái. No, si el resultado era verla reír de esa forma, ella debía hacerlo, pero solo yo tendría que ser merecedoras de ellas.
Eso me hizo permanecer despierto toda la noche y gran parte de la madrugada. Sobre todo, al saber la propuesta que Nikolái le hizo ¿Estaba enamorado? Y de ser así ¿Había olvidado las reglas?
Fastidiado y con la certeza de no poder dormir, me vestí y bajé a la cocina. Ella debía estar preparándome algo de comer, crearía el ambiente, preguntaría por el día anterior. Eso me daría un puente para preguntar si eran sus planes irse de mi lado, los de Nikolái o solo era algo que se dio.
Pero, ella no estaba en la cocina, esperé un largo tiempo. Las manecillas del reloj de pared pasaban lentas y cuando eran las siete de la mañana fui en su búsqueda. La puerta de su habitación estaba con seguro y detrás de ella solo podía escucharse a Bruna, gemir y rascar la puerta.
—Tu dueña no te quiere cerca de mi hoy —le digo al animal, que lanza varios chillidos y rasca la puerta.
Con la bilis subiendo por mi garganta, salí de casa. La rutina de todos los días era pasar por la oficina, dar el reporte de las anomalías del día anterior, recoger el armamento oficial y detallar los lugares a visitar.
Una reunión de media hora que solíamos acompañar con un café o cualquier anécdota loca de nuestro nuevo trabajo. El día de hoy, no quería hacer parte de esa reunión. El deseo de no ver a Nikolái por no responder de mis actos era los últimos vestigios de sentido común que aún conservaba.
Mi plan era ir a la oficina, recoger el reporte y dejar los datos a Akim para que llenara los míos. Cinco o diez minutos eran todo lo que necesitaba, una misión sencilla. Al parquear el auto en el estacionamiento, encontré el primer inconveniente.
Nikolái y Akim, habían tenido la misma idea.
Había la posibilidad de laboral con mis armas, pero el viejo Jason Frederick no le gustaría aquella idea. Sin mencionar que no les gustaban mis métodos y desconfiaba de mi experiencia.
—Hoy es un buen día para que me parta un rayo.
Salgo del auto dando un azote a la puerta y me dirijo a las escaleras que dan a recepción. Un modesto edificio de cuatro pisos, con solo un par de oficinas activas, la gran mayoría de ellas en el primer piso. En el segundo están las nuestras y los dos restantes se encuentran en remodelación.
El nombre dado a nuestra empresa fue sacado de las iniciales de nuestros nombres. Fuimos cuatro los que planeamos aquello y, aunque Noah aún no se decide, su inicial quedó registrada como muestra de hermandad.
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Estanislav (Saga Angeles y Demonios #3)
Mystery / ThrillerLibro 3 Saga Ángeles o Demonios El regreso a las calles le trae a Estanislav recuerdos dolorosos de su niñez. Conocerla a ella le obliga a exorcizar parte de aquel pasado que creyó olvidado. Mía, como decía llamarse, le exige no solo paciencia (con...