Capítulo 20

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No puedo negar que Madeline y su forma de coquetear seguía fastidiándome y causaba dudas difíciles de aclarar. El trato de Stan la noche anterior derribó parte de mis inseguridades, aunque no todas. Además, prometió que se iría luego de que su trabajo acabara.

Durante toda la noche, luego de volver no hice más que pensar al respecto. Llegando a la conclusión que si ella fuera importante en su vida, no la sacaría del trabajo de esa forma. Con ese pensamiento y las imágenes de la noche anterior revoloteando en mi cabeza salgo de baño y me lanzo a la cama con los brazos extendidos.

Las contradicciones iban y venían, por un lado, estaba todo el trabajo que se tomó para festejar mi cumpleaños y darme una fiesta sorpresa. Era especial y no solo para él, también para sus hermanos, quienes me llevaron a su hogar y acogieron como una más de los suyos. La contraparte era lo que escuché decir a Akim, algo que ella no negó.

Me presentaron a Ava y narraron su historia, la niña incluso preguntó si era la novia de Stan y su padre afirmó. Fue el mejor cumpleaños de mi vida, por primera vez era parte de una familia. Reí hasta que la panza dolió, lloré por primera vez producto de tanta felicidad y no de golpes o pesadillas. Un día perfecto.

Escuchar las anécdotas de Nikolái sobre su llegada a un club de stripper y su renuencia a demostrar lo aprendido en medio de bromas. Las confesiones de Akim que indignaron a Stan y sorprendieron a Nikolái.

"—Si crees que te has librado solo por estar lejos de Persépolis y no trabajar con Vryzas, solo espera a que se entere".

Un comentario cargado de amenaza, que Akim no prestó atención. Sostenía en brazos a su hija y le hizo un mohín cuando sus ojos se encontraron, ella asustada, el divertido. En casa se retiró los guantes, revelando manos delgadas con largos dedos y llena de tatuajes. No una quemadura o lesión, como lo llegué a pensar.

La noche acabó perfecta, recuerdo estirando mi cuerpo en la cama con las protestas de Bruna por golpearla. Arribamos en mitad de la noche, detuvo su auto en el jardín, retiró la llave del auto, pero no salió enseguida.

Tampoco yo lo hice, no sabía sus motivos. Los míos eran por negarme a que la magia acabara.

Flashback.

—¿Te divertiste?

Gira su cuerpo hacia mí pasando una mano por la silla. Acaricia de forma distraída un mechón de mi cabello y espera por respuesta. Sonrío un tanto nerviosa por el escrutinio que soy víctima y lo que ocasiona en mi cuerpo. Sus pupilas dilatas, rostro sereno y mirada deseosa me atrae, haciéndome sentir atrevida y deseada.

—Mucho.

Lamento que mi comentario salga tan simple e inspiro fuerte buscando en mi repertorio algo que logre seguir la conversación. Sus ojos fijos en mis labios me hacen sentir expuesta. Sin embargo, cuando rueda la vista y se fija en el jardín frente a mí, deja un vacío en mi pecho difícil de describir.

No deseo que la magia acabe, menos, salir de esta cápsula en la que hemos quedado atrapados los dos, pero tampoco es como hacerla durar. Estaba ese roce en mi cuello que causaba pequeñas descargas de placer en mi cuello.

—No sé cómo les pagaré todo lo que han hecho por mí.

Ante mis palabras vuelve la mirada a mi rostro sintiendo que vuelvo a revivir. Sus ojos lucen brillantes, los labios se curvan en una sonrisa seductora. Me relajo al verlo acomodarse en el sillón y sonreír.

No se irá.

—Akim y Nikolái puedes pagarle con comida —manifiesta viendo mis labios —soy un poco más exigente. — ríe de forma cómplice y le imito —¿Pediste un deseo?

Estanislav (Saga Angeles y Demonios #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora