Capítulo 24

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Emma Frederick, el día en que me contrató, solicitó dos cosas. Al verla salir tomada de la mano de su hermano mayor, con su vientre a punto de explotar y rodeada de sus seres queridos, lo recuerdo.

Hallar la verdad y no dejarla caer en venganzas. En aquel entonces no entendí ese pedido, ella era para mí solo una millonaria con ganas de desquitarse de su ex y su nuevo amor.

Conforme pasaron los meses y fui conociendo todo sufrimiento, empecé a entenderlo. Me fui ubicando de poco y sin pretenderlo de su lado, justificando sus errores pasados, los nuevos y hasta cubriéndolos.

Algún día diré la manera en inicio mi amistad con una de las mujeres más poderosas de América, supongo que no me creerán, otros me tacharan de viejo, loco y senil. Me importara saber que es cierto y me regodearé de ello.

Acudió a mí cuando supo que la nueva novia de su ex, Kamil, besó a su hermano y para proteger el legado familiar, Ind Frederick y lo que había dicho la mujer en lo referente a la acciones de la compañía. Acabó de la manera más absurda, pero efectiva al saber quien era el culpable de todo.

Ella quería buscar a Epson y hacerle pagar por lo que hizo. Yo llevaba a cuestas una promesa que cumplir sobre no dejarla absorber por la venganza. Su esposo la conocía y se dio cuenta de que algo le pasaba. Yo, supe lo que quería hacer y no porque la conociera mejor que su familia, que podría ser el caso.

Su temperamento era muy parecido al mio, de ser yo y alguien mostrará el rostro de mi agresor. Lo buscaría, cazaría, le haría pagar mi desgracia, vengaría y lo último que haría por el miserable sería asesinarlo.

Su salida fue por el portón trasero del centro, el principal estaba libre, pero su padre no quiso arriesgarse. Ella tomada de la mano de su hermano, su esposo charlaba con Jason Jr. Y los demás, en grupo detrás de todos. Sonríe al verme a un costado de la salida y se acerca con la mano apoyada en su vientre.

—Es bueno, verte feliz —sonríe al llegar a mí y se detiene a pocos pasos —no voy a disculparme.

Todos estos días he estado pensando en lo que hice, desobedecer una orden. Llegué a la conclusión que estaba en el derecho de hacerlo, si la misma dañaba el motivo por el que fui contratado y su advertencia.

No dejarla caer en venganza.

—Lo sé. —responde y me place verla feliz.

Ostentará el título de ser mi primer trabajo en la legalidad, mi primera amiga y con resultados excelentes. Por sobre todo, que ella había dejado sus demonios en el pasado.

—Te luce esa panza —le pido permiso para tocarla y sonríe asintiendo—Un trato es una promesa y las promesas son inquebrantables—es la mejor forma que encuentro de excusarme y lo hago al apoyar la mano en su vientre —ese miserable no merecía morir, la muerte es un alivio que pocos merecen.

Sonríe alzando el dedo índice en mi dirección y me quedo viéndolo por un instante antes de alejar la mano en su vientre. Me cuesta entender lo que desea hasta acerco al mío hacia el de ella y los entrelaza.

—Gracias por todo Stan. Aprendí mucho en estos meses junto a ti —lo tengo presente, le dice mi sonrisa —¿Leíste esa carta?

—Ya no importa... ella fue —me encojo de hombros —solo me hizo creer que me quería para que le diera libertad.

—¿Quizás alguien se la llevó?

Tomo la llave de la moto ingresándola en la ranura, no deseo hablar de Mia, su partida es una herida que no he logrado que sane. Ella apoya la encima de la mía y detiene mi huida.

—Ahora más que nunca deberías leer esa carta Stan. —aconseja —cuando la encuentres podría ser demasiado tarde.

—¿Y si tengo razón?

Estanislav (Saga Angeles y Demonios #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora