Un mes después...
Mia
Me dejó una despensa llena, dinero suficiente para un año y mucha ropa. También me llevó a un salón y mi cabello volvió a tener dignidad. Olvidó dejarme la clave para salir de la casa y eso me dejaba la certeza de estar en una jaula de oro. Me agobia la sensación de estar en las mismas condiciones y hasta peores.
Acomodo mi cuerpo en el césped viendo a Bruna correr de un lado a otro. Mi aburrimiento por no hacer nada llega a tal punto, que repito obligaciones el día. Se fue hace un mes, hablé con él días más tarde y solo porque llamé a su hermano.
No salgo de ese sitio, tampoco hay manera de comprar algo ¿Para qué dejarme un dinero que no usaré? Es una trampa del dueño o su hermano, era su forma de saber si era de confianza.
Me levanto del lugar y decido explorar la casa una vez más. Lo único que no he visitado es su habitación y hacia ella me dirijo. Lo poco que sé de él, es porque se le ha escapado al abogado a sus hermanos.
Empujo la puerta de su habitación con cuidado y veo a mi alrededor. Me detengo al darme cuenta de lo arreglada que esta. Como si nadie durmiera allí, sabanas sin una arruga, almohadas resplandecientes, no hay fotos, ni imágenes de nada.
—Raro —murmuro dando un paso al frente y yendo hacia los cajones.
En ese punto y viendo el estado de su habitación no me extraña que no haya nada. Estoy dispuesta a encontrar algo en ese sitio que hable sobre mi acompañante gruñón y los siguientes minutos los dedico a esculcar todo.
Una hora después, agotada y sin esperanza, miro la mesa de noche. Los cajones son demasiados pequeños para ocultar algo de vital importancia. Una foto sobre él o su familia es suficiente para mi curiosidad, así que me arrodillo abriendo con cuidado el único cajón que me falta.
—¿Qué dejaste olvidado pequeña bestia de dos patas? —hablo viendo la carpeta en color madera, única habitante de toda la habitación —vamos a ver que traes aquí.
Apoyo mi cuerpo en la cama y reviso la primera hoja sin imaginar mis manos tiemblan al leerlo. Son los documentos del pagaré que mi padre firmó, al fin sabré el nombre del infame quien me compró y destruyó mi vida al lado de mi padre.
—Kevin White Anderson. —leo el nombre bajo la firma y el monto que mi padre adquirió.
El detalle de cada cosa entregada por mi padre y el valor que representaba hablan del estado mental de papá. Ante mí estaba el acto más infame cometido hacia un hombre con problemas de alcohol. Él debió firmar todo esto alcoholizado, de otra forma no puedo entenderlo.
Si se suma la deuda adquirida, solo con la casa pudo cubrirla. Con dedos temblorosos paso las hojas una a una y me encuentro con copia de mis documentos. Los originales le fueron entregados al señor Wells y prometió entregarlos cuando firmara el contrato, pero no lo he visto.
—Papá —le digo a la imagen del documento del hombre que sigue.
Paso saliva sin dejar de pensar en lo absurdo que es todo esto y en la manera en que llegó a manos del señor Estanislav. Mientras leo lo que hay allí empiezo encuentro detalles de los lugares al que fui llevada y como me escapé.
Escrito en tercera persona y dirigido a los miembros de una organización, se narra los detalles de mi cautiverio y mi nula disposición a colaborar. En las primeras hojas se nota que lo envía Fellon, en las segundas no tengo claro quien las hace. Hasta que en un descuido la persona dice su nombre y encuentro que es Jeff.
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Estanislav (Saga Angeles y Demonios #3)
Mystery / ThrillerLibro 3 Saga Ángeles o Demonios El regreso a las calles le trae a Estanislav recuerdos dolorosos de su niñez. Conocerla a ella le obliga a exorcizar parte de aquel pasado que creyó olvidado. Mía, como decía llamarse, le exige no solo paciencia (con...