extra: deja de llorar, por favor.

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EXTRAS:
- deja de llorar, por favor.
- me lastimas, aléjate.
- te ruego, no te vayas.
(1/3)

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Hyunjin se despidió de sus colegas con una sonrisa, la jornada por fin había terminado y aunque debía atender ciertos asuntos en el sistema, registrar datos de pacientes y nivelar medicaciones, decidió regresar temprano. Jeongin estaba de vacaciones del trabajo, ojalá Hyun pudiese decir que aliviaba, pero al contrario, le preocupaba: las consecuencias psicológicas de su empleo le estaban afectando demás. Alguien con el historial de su pareja no podía someterse, el daño psicológico a nivel químico de su pasado trastorno era duradero e inestable, incluso con el alta dada, a veces, en muy pocas ocasiones, tenía crisis depresivas que lo dejaban en la mierda, por eso les había costado un poco mantener, a ambos, empleos de forma estable, Hwang se negaba a dejarlo solo y Jeong se negaba a salir. Pero estaban avanzando, ambos daban lo mejor de sí y hacían lo correspondiente para seguir sanando juntos.
El problema principal es que Jeongin recientemente había tratado con un alumno víctima de abuso sexual, el niño confiaba fielmente en su profesor de matemáticas y se lo reveló un día de casualidad, detrás de la inocencia de un infante. Como profesional, alertó inmediatamente a las autoridades de la escuela y fue el mayor apoyo, sin embargo el involucrarse tanto, especialmente con el pequeño, provocó que conectase con él, con sus emociones y miedos más profundos. ¿Consecuencia? Hyunjin llegaba a la casa y Jeongin no dejaba de llorar, a veces podía impresionar cómo es que no se le acababan las lágrimas.

— Cielo, amor, ya estoy aquí, tranquilo. —Dejó sus cosas en algún lado de la habitación, importándole poco el desorden que había a su alrededor, se acercó a abrazar a su pareja y depositar besos suaves en sus labios, en su rostro, en su cuello, pero sin pasar más allá.

Con cuidado abrió la cama, dejando ver a su amado en pijama, el brillo en los ojos de Hyunjin cada que observaba a su tesoro era algo que jamás desaparecería, algo que jamás podría explicar y su corazón cálido jamás podría enfriar. Lo tomó en brazos con cuidado, Jeong se calmó un poco, respirando profundo, estaba sucio y olía mal, hace mucho no tomaba una ducha y eso lo deprimía más, se sentía feo, tenía ojeras y estaba muy delgado. Hyunnie no querría tocarlo así, aunque a decir verdad no es como que tuviese energías para ello.

Hyunjin lo llevó al baño, lo sentó en el váter, estando éste tapado y empezó a desvestirlo, con calma, sin dejar de susurrarle cosas lindas al oído, de besarlo, de cuidarlo y admirarlo. En ese estado era muy difícil que mostrase su cuerpo, se sentía vulnerable y pequeño, pero el más grande hacía que se sintiese calmado, sin miedo de lo que podría pasar.

El agua de la ducha se dejó correr, tibia y lista para que Jeongin entrase, éste aún no dejaba de llorar, sólo que ahora era un llanto más silencioso, no tan desgarrador, porque el miedo disminuía cada que Hyunjin anunciaba su llegada en el departamento que compartían.

Su cabello fue rápida pero calmadamente llenado de champú, el mayor enjuagó cada parte de su cuerpo, hasta las más íntimas, las lavó con cuidado y una vez estuvo todo listo, lo sacó del calor del agua y lo envolvió en una toalla, le ayudó a lavar sus dientes, a peinarlo, le puso crema en todo su cuerpo, hasta le puso de su perfume para que trajese su olor impregnado. Ya arreglado, lo llevó nuevamente al cuarto, en el que lo vistió con una ropa más fresca, que no lo ahogase tanto como su pijama. Para ese momento el de ojos lagrimosos ya deslumbraba con su sonrisa, esa sonrisa tan perfecta que cualquiera pagaría millones por ver, y otros cuantos por fotografiar. Lástima, esa linda sonrisa era sólo para Hwang Hyunjin.

— Príncipe, ¿quieres ayudarme a cambiar las sábanas? —Iba a llorar de nuevo, lo estresaba pensar en su alrededor. Hyunjin creía que él estaba sucio, que la cama en la que él dormía estaba sucia.

— ¿Por qué? —Dijo en un débil tartamudeo.

— No, no, nene, no llores. Estás limpio, mi vida, estas sábanas no. Yo también duermo acá y dejo todo desordenado, igual que tú, somos humanos. Por favor, deja de llorar.

Obligándose a tranquilizarse, el menor asintió, y empezaron. El más alto se esforzó por bromear con su novio, trató de hacerlo reír, aún si conseguía débiles sonrisas, no se rendía. Quería distraerlo, que no pensase en el desastre que había a su alrededor. Dicen que tu habitación es el reflejo de tu mente y aunque para Hyunjin era algo agotador hacer todo eso, luego de toda una jornada laboral, no había nada que revitalizase más a Jeongin que bañarlo, mimarlo y limpiar su ambiente, con la espera a que su mente se despejase de igual manera.

— Listo, ahora recostémonos y cuéntame de tu día, precioso.

— Uhm —Trataba de hablar, mas no sabía cómo liberar todo ese dolor interno, ya no dolía tanto su propio trauma, sino que le aterraba que su alumno pudiese pasar por el mismo infierno a lo largo de su adolescencia, no quería que continuasen lastimándolo. El llanto no cesaba.

— ¿No quieres hablar? está bien, corazón, podemos simplemente dormir o llorar juntitos, como cuando vemos películas tristes. —Oh, no. Jeongin se acordó de la película de la vez pasada, ahora sí que estaba llorando, estaba tan susceptible. — Lo siento, lo siento. Por favor, deja de llorar.

Hyunjin se sentía como un padre primerizo, se sentía a cargo de algo que ni siquiera le correspondía. No piensen mal, Jeongin no solía ser así, él estaba mejor. De hecho se había convertido en todo un hombre adulto que sabía lidiar con situaciones complicadas de manera madura, pero cuando su mente está tan enfocada en un trauma infantil, parece tener una especie de regresión que el mayor debía conversar con él, para la posibilidad de que retomase como tal la terapia, al menos para saber qué hacer en esos casos. El punto es que, le agobiaba, amaba con todo su corazón a su lindo chico de sonrisa bonita, pero, ¡carajo! ya eran adultos, ¿hasta cuándo seguirían así? no era frecuente, pero sí agotador. No sabía cómo tranquilizarlo y aunque había hecho todo lo que estaba en sus manos, empezó a llorar también, de frustración y dolor, por ver a la persona que ama tan apagada, tan triste y desconsolada.

Y en qué bonito panorama se transformó cuando en menos de lo que esperaban, ambos lloraban por esa incertidumbre del futuro. Durante toda la universidad, Hyunjin preguntaba a sus profesores qué hacer, comentaba que su novio no era una persona muy estable a veces y siempre le decían lo mismo.

— Es complicado ser pareja de alguien que tuvo o tiene traumas de ese grado, Hyunjin. No puedes hacer más que apoyar.

¡Mierda, lo sabía! Jeong podía solo, podía salvarse por sí mismo porque tenía las herramientas para, pero Hyun no podía dejarlo tirado así sin más, eso iba a deprimirlo más.

Ambos chicos chillaban, llorando sin poder más, soltando todo lo de la semana horrible que habían tenido, sorbían su nariz de constante y se abrazaban, buscaban consuelo en los abrazos ajenos. Se fusionaron en una ley de emociones extrañas, lleno de negatividad y, de repente, pareciese que las lágrimas de Jeongin, por fin, se agotaron, por fin, se calmó y ahora miraba preocupado a su frustrado novio,

— Deja de llorar, por favor. —Repitió su frase dicha anteriormente con ternura, secó las lágrimas de su mayor. — Hyun, estaré bien... No pienso racionalmente, lo sé, pero tengo herramientas para salir por mi cuenta, sólo déjame llorar, no porque no deje de hacerlo significa que no me estés haciendo sentir mejor.

— Odio verte mal.

— Lo sé, pero yo odio más frustrarte, estaremos bien. Tranquilo, saldremos de esta.

Jeongin ya estaba mejor, Jeongin ya era Jeongin. Y Hyunjin, dejó de llorar, al menos por esa vez.

ᦒ ¡mantén distancia! ૪  hyunin   ˊᯅˋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora