11

1.7K 246 65
                                    

En la oscuridad y soledad de la noche se resguardaban dos corazones perdidos, confundidos, que necesitaban orientación. El alma de Bae Joohyun lloraba en busca de consuelo, los recuerdos se comían sus esperanzas, sus respuestas a la vida se esfumaron y su corazón lo tenía al borde de vomitarlo. Vaya mierda. 

Habría de ser sincera; y es que, el amor por su señor marido era inexistente desde hacía unos años, pero había prometido tanto... Había sacrificado sus sentimientos, instintos ¡Y hasta cuerpo! Por aquel a quien hacía llamar el amor de su vida. Ya no valía la pena engañarse, su lugar seguro había desaparecido, el odio había incrementado; haría lo que sea para salir de ahí viva junto a su hijo, mas no ahora. La fuerza era la clave de su vida, no le importaba dejarse golpear, tocar y recibir palabras hirientes, sólo quería ver a su pequeño feliz. «Las cosas están mal, pero siempre pueden estar peor» se consolaba una vez más.

Diablos, Sooyoung no podría estar más en la misma situación. De igual forma con un mezcla de preocupación, pero a la vez no dejaba de sonreír encantada por su nueva amiga, era una emoción que desde que tuvo a su hijo menor no sentía. Estaba inspirada, se sentía fuerte, quería protegerla y eso le impedía dormir. 

Bajó hasta la cocina para tomar un vaso de agua y calmar el sonrojo en sus mejillas, había pensado más de lo necesario y sus sentimientos se desviaron un poco. Pudo encontrarse, muy convenientemente, a la fémina que se adueñaba de su mente en aquellos instantes.

— Es tarde ¿Por qué aún no duermes? — Cuestionó Sooyoung con el ceño levemente fruncido.

— Debería preguntarte yo a ti.

— Vine por agua...

— Yo también. — Se sonrieron. El entorno no era tenso, al contrario, se sentía tan sutil, que sorprendía a ambas.

Lograron comprender una gran seguridad, pues una amistad estaba surgiendo y era normal; al menos así pensaba Joohyun.

— ¿Qué fue lo que realmente pasó con tu esposo? — Se sentó en la mesa, que se encontraba no tan lejos del lavaplatos. Sus miradas cruzaron, el silencio las inundó, la aludida quiso correr por un instante.

— Él me golpeó. — Lo dijo con simpleza pero con dolor en su garganta y corazón, sintió morir cuando recibió una mirada sorprendida de la ajena. Qué va, era obvio de todas maneras. — Me insultó, dijo cosas hirientes y luego simplemente me echó. Pensó que lo estaba engañando, pero supongo que está bien, ninguna mujer de familia debería estar fuera de su hogar a estas horas. — Sus lágrimas amenazaron con salir, pero unos brazos rodearon su fina cintura y el calor en su cuerpo empezó a inundarla, se sentía protegida y reconfortada. Le encantaba.

— ¿Lo amas?

No lo sé.

Sí, sé que hace eso para enseñarme y para protegerme.

Vaya tontería, al menos para ella, siendo una mujer tan estudiada y especializada en relaciones abusivas, pero quería hallar esperanza.

— Entiendo lo que pasas, Joohyun, pero un varón con un agujero en el pecho no es el indicado para alguien tan linda como tú. — Suspiró la madre de Jeongin.— Puede que pienses así porque le temas a la soledad, pero créeme no es tan malo; desde que Jeongin nació dejé mi vida de lado para dedicarme a mi maternidad. Han sido años de dolor, felicidad, sorpresas y mucho; mucho esfuerzo. A lo que voy es que, cuando te sientas lista, atrévete a salirte de la norma ¿Qué más da? Eres guapa, carismática y puedes encontrar esos pequeños detalles en experiencias nuevas.

Joder, ambas lloraban. Las lágrimas realmente fueron inevitables y sintieron sus mejillas humedecerse, enfriarse ante las respiraciones ajenas. En tan poco tiempo, realmente habían ofrecido su hombro a la otra, en tan sólo semanas, era cuestión de acercarse... Agradecían a Jeongin en aquellos instantes, agradecían sus avances.

— ¿No te sientes sola?

— Sí. Hay veces en las que extraño poder salir cada noche a divertirme, beber con amigas, tal vez necesito a una persona que me consuele, me escuche, me entienda. Extraño mi vida antes de ser madre de dos niños, pero amo a mis hijos y haría lo que sea por ellos.

Nuevamente hubo silencio, eran dos desconocidas confianzudas abriéndose ante la otra por una crisis en madrugada. Arriesgaban sus horarios de trabajo para tener un espacio para ellas.

— Sooyoung. — Dijo luego de unos minutos de meditar bien lo escuchado; guardarlo en su mente.

— Joohyun. — Respondió la otra.

— Si yo dejase mi vida de mujer casada para valorarme más a mí y a mi maternidad, ¿Tú te valorarías más como mujer y separararías un poco tu vida de madre? — Lo meditó, mucho tiempo, vio los "pro" y los "contra", pensó en un nuevo plan de vida y finalmente sonrió.

— ¿Me estás ofreciendo terapia? — Bromeó en respuesta, haciendo que la otra negase riendo.

— Conozcámonos.

ᦒ ¡mantén distancia! ૪  hyunin   ˊᯅˋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora