18: Las Cosas Se Ponen Aún Más Gay

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Lindsey Ballato había tenido trece años, bueno, claro que había tenido trece años, considerando que ahora tenía diecisiete, era bastante improbable que haya pasado directamente de tener doce a tener catorce años, pero Lindsey había tenido trece años cuando el infierno homosexual se desató.

De hecho, el hecho de que haya tenido trece años era un tanto irrelevante, solo era la edad que tenía.

Hace cuatro años, su corazón había hecho lo más estúpido del mundo, porque la Lindsey Ballato de hace cuatro años probablemente era aún más estúpida que la Lindsey de ahora, claro, muchos especulaban si eso era incluso físicamente posible, pero su yo del pasado, en efecto, fue demasiado estúpida e irracional, parecía que la Lindsey de trece años había superado a la de diecisiete en el apartado de amistades, considerando que hace cuatro años, realmente había tenido una amiga.

Y que hace cuatro años, no había arruinado las cosas con todo el mundo, y no se había pasado en cama acurrucada, tomando la caja del fondo de su armario: una caja que no tenía intención de abrir hasta haberse olvidado de su contenido – parte de una idea de mierda que tuvo con Jamia cuando tenían como catorce años, pero el contenido de la caja incluía demasiadas cosas abandonadas a lo largo de los años, que en el pasado habían significado mucho para ella.

Sin embargo, la Lindsey de diecisiete años sentía casi nada mientras miraba la caja de zapatos: contenía tres diarios, cada uno con una portada de diferente color, un par de fotografías impresas de ella con Jamia de cuando eran más jóvenes, y lo que parecía ser una carta a mano escrita para sí misma, y una bolsa de chocolates que llevaban tres años caducados, probando que, en efecto, la Lindsey de antes había sido más estúpida, y que, en efecto, eso era posible.

Tiró los chocolates directo al cesto de basura, porque simplemente no estaba interesada en la vida bacteriana prehistórica que crecía en ellos, y con justa razón. Pronto volvió su atención a los diarios, hojeándolos y permitiéndose hundirse en su idiotez juvenil, lo cual eran páginas con una excesiva y ridícula cantidad de cosas insignificantes que de alguna manera habían logrado importarle demasiado en algún momento.

Pero fue hasta que abrió el último diario que realmente encontró lo que había estado buscando todo este tiempo, no es que se atreviera a admitirlo a sí misma, claro: cierta página que había escrito hace cuatro años, a la edad de trece.

'Querido Diario,

Hoy es domingo y me quedé con Jamia anoche, y, no estoy completamente segura de qué sucedió, pero algo pasó...'

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Hace cuatro años, en algún momento, era domingo, y la Lindsey Ballato de trece años estaba sentada en la esquina de la habitación de su mejor amiga, Jamia Nestor, con ésta todavía dormida y Lindsey atrapada en su propia cabeza, atrapada con la noción de lo que le había acontecido: la noción concentrada con fuerza en la chica a unos metros de ella.

Lindsey había deseado haber podido detener todo esto, porque era ridículo, no la iba a llevar a ningún lado, y le estaba provocando un maldito infarto, pero pronto descubrió que las cosas no funcionaban de esa manera, y que tal vez su mejor amiga siempre se vería hermosa para ella, y tal vez de una forma diferente a la que se supone debía ser.

Claro, podía suprimirlo todo lo que quisiera, y lo haría, claro que lo haría, pero eso no haría mucho para cambiar la verdad y la realidad de las cosas, pero claro, Lindsey era, y siempre sería terca, forzándose a apartar la mirada de Jamia, y regresar la pluma al papel, escribiendo en su diario lo que tal vez cambiaría todo su mundo dentro de cuatro años.

Solo que no sabía qué hacer consigo misma; qué significaba esto siquiera, y cuándo, si es que pasaba, desaparecería, porque no sabía qué decir, no sabía qué hacer, pero consideraba que tal vez acercarse a Jamia y muy casualmente mencionarle lo mucho que quería besarla no resultaría bien.

El Club De Élite De Personas Que Han Visto Desnudo a Gerard Way (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora