A Jisung le gustaba viajar en tren, le gustaba observar el recorrido que existía hacia su antiguo hogar a cinco horas de la ciudad. Le agradaba la idea que todos esos lugares estuvieran repletos de hermosos recuerdos al lado de sus padres, como aquel salón de belleza en el que su madre le gustaba pasar horas admirándose frente al espejo, también ve en el camino esa pista de patinaje a la que asistía en compañía de su padre cuando se otorgaba días libres del trabajo para pasar tiempo con su único hijo. Jisung tenía miles de recuerdos al lado de su familia en todas esas calles a las que hace meses no había visitado en absoluto.
Cuando ingresó por la enorme reja negra hacia el jardín y luego abrió con cuidado la puerta blanca de su hogar, su madre gritó sorprendida al creer que la llegada de su hijo se trataba de un ladrón.
—¿¡Intentas matar a tu madre, Han Jisung!?
El peliazul se ganó dos golpes en la espalda que trataba de detener al tomar a la mujer por las manos y rodearla en un fuerte abrazo.
—Quería llegar de sorpresa.
—Hubieses tocado la puerta siquiera. —Seguía agitada por el susto por lo que apenas correspondía el abrazo—. Te quitaré esa llave.
El chico solo se alejó entre risas, detallando el lugar y a su madre que recién notaba que llevaba una mascarilla en el rostro mientras se dirigía a la cocina con una taza vacía.
—Estaba haciendo té, ¿Quieres un poco? —Vio a su hijo asentir hacia ella por lo que se puso en marcha de agregar más agua a la tetera—. Bueno, malagradecido ¿Qué te trae por aquí?
Jisung solo rodó los ojos ante ese adjetivo, sabiendo que su madre se refería por todos los meses que había pasado sin visitarlos y comunicándose tan solo de vez en cuando. En su defensa, este año ha estado bastante ocupado.
—Han pasado muchas cosas que tengo que contar.
—¿Cosas buenas? —Lo interrogó con una ceja alzada.
—Entre complicadas y buenas. —Trató de explicar hacia la mujer que se esforzaba en preparar unos aperitivos para su hijo—. ¿Hye no está?
La mujer solo negó, moviéndose por la cocina buscando galletas y mantequilla.
—Ya casi es julio y me pidió si podía adelantar sus meses de vacaciones así que ya me ves aquí. —Señaló todo su desastre en la cocina—. Sinceramente la extraño mucho, sin tu padre no sé qué haría sola en casa.
Jisung sonrió ante ese comentario.
—Por cierto ¿Dónde está él? —Cuestionó luego de no notar su presencia ni en la sala ni en la cocina.
—Está en la cochera tratando de arreglar el auto. —Respondió con simpleza, hasta que de pronto le llegó una idea a la mente—. ¡Ya sé! Debes estar hambriento y ya me cansé de preparar estas galletitas, así que dile que venga y pedimos algo de comer. Tengo el número de ese restaurante que te gustaba.
Su madre aplaudió con emoción ante la propuesta y de inmediato se dirigió hacia los cuartos de arriba en busca de su celular, por lo que Jisung solo acató su orden y fue en busca del hombre hacia la parte posterior de su hogar, notando al primer instante el capó del auto negro levantado. Inclinado hacia él estaba Han Seungchol, su padrastro.
—Hola papá. —Saludó con cuidado al hombre para que no se asustara y golpeara su cabeza con el auto.
El mayor reaccionó cuando reconoció la voz de su hijo asomándose por la puerta.
—¡Jisung! Es un milagro recibir tu visita.
El peliazul volvió a rodar los ojos. Sus padres comenzaban a hacerlo sentir mal por no haberlos visitados en casi cuatro meses.
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Ese no era el plan | Minsung
FanfictionJisung ama la persona que es hoy en día y al mismo tiempo ama la idea de la persona en la que desea convertirse en un futuro próximo. Es por eso que a sus veinticuatro años seguía casi al pie de la letra un estructurado plan que había creado durante...