Capítulo 9

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—¿Estás seguro de que esto funcione, Sung?

Christopher se encontraba en el asiento del conductor viendo hacia el espejo retrovisor del auto donde se reflejaba a Jisung deslizando en la pantalla de su celular con aburrimiento.

—No dudes ahora Chan, debes transmitirle confianza a Haneul una vez que salga. —Le recordó con total confianza en su plan—. Todo está coordinado, se lo expliqué a Minho y hablé con Youngseo.

—¿Has caído en cuenta de que vas a presentar a mi hija a la hija de tu pareja?

—Que no es mi pareja, somos amigos. —Blanqueo los ojos ante el comentario, sin mirar directamente hacia su amigo.

—¿Amigos? Eso es nuevo, han avanzado.

Jisung prefirió hacer caso omiso a lo que su amigo decía, estaba mucho más concentrado en ver los estados de sus contactos y revisar de rato en rato el chat de Minho, con quien se comunicaba para coordinar el plan que tenía en mente desde hace unos días.

Bang Haneul tenía una dificultad en su vida diaria, la timidez. Sus padres no sabían en qué momento había iniciado o cual era la causa, solo fueron conscientes de esto cuando durante la primera semana de clases la profesora de su escuela los llamó diciendo que la niña se negaba a salir al patio de recreo y usualmente siempre se mantenía pegada a su lado, sin intención de interactuar con el resto de sus compañeros. Debido a eso, tuvo una primera sesión con la psicóloga del colegio donde le mencionó a Sana y a Chan que no se debía a un problema neurológico o una anormalidad en su desarrollo psicosocial, se trataba de un caso de timidez.

Por motivos económicos, sus mejores amigos no podían costearle sesiones de terapia a la niña por lo que Jisung se ofreció a buscar métodos alternativos desde su conocimiento para que la menor pudiera aprender a socializar, lo que nos lleva a la situación de la semana pasada.

Cuando los tres postres habían sido traídos a la mesa Youngseo había vuelto a sentarse al lado de los adultos, iniciando entre los tres una charla dirigida en torno a la menor y su experiencia en la escuela.

—Todo ese mes fue difícil, un día antes del inicio de clases fingió estar enferma para no ir. —Comentó Minho al recordar lo complicado que había sido ese proceso–. Te juro, no sabía cómo convencerla de que nada malo ocurriría.

—¿Por qué no querías asistir? —La pregunta de Jisung ahora fue dirigida hacia la niña quien comía tranquila su tarta de fresa.

Se quedó con la cucharita en la boca mientras pensaba su respuesta pues ahora no lo recordaba bien, solo sabía que le daba miedo la idea.

—No sabía que había dentro, ni quienes estaban, pero mi papá me animó cuando me prometió que esperaría por mí con el señor Bigotes todo el día hasta que fuera la hora de salida. —Narró aquella historia con una enorme sonrisa, ganándose un leve toquecito en la nariz por parte de su papá, quién le correspondió el gesto—. Ahora ya no me da miedo, estoy feliz porque mis compañeros me adoran.

Jisung se sintió enternecido por la interacción entre padre e hija y se contagió al instante por el ambiente familiar que reinaba en el lugar. Le dio un discreto vistazo al mayor a su lado y notó la sonrisa brillante que llevaba en el rostro mientras degustaba de su postre. Una sonrisa tierna y sincera, la misma que presenció en varias ocasiones a través de aquellas fotos que decoraban su hogar.

El poder conocer esa faceta de Minho parecía algo tan imposible de realizar si recordaba la primera impresión que tuvo de él, aquella faceta que lo hacía ver a Minho como alguien serio, desinteresado y que solo hablaba lo que fuera suficiente. Probablemente era parte de su personalidad inicial o la máscara que mostraba ante las personas ajenas a su mundo, sin embargo, ahí estaba frente a él, ese era la verdadera apariencia de Lee Minho y fue inevitable no sentirse cautivado por ello.

Ese no era el plan | MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora