Rubí
Después que la Maca se fue quedé con una sensación de calidez en mi pecho. Todo salió mejor de lo que esperaba, tanto que el tiempo se me hizo corto y en realidad no quería que se fuera.
Fui capaz de invitarla a mi casa porque recién la estaba conociendo, puede sonar contradictorio, pero si la Macarena menospreciaba mi hogar no sería tan fuerte para mí como si lo hiciera la Jacinta. Prefiero decepcionarme de alguien que conocí ayer a que de alguien que conozco de toda mi vida.
Eso es un gran defecto mío, suponer. Creo que muchas personas lo hacen y por eso no avanzan, se quedan truncadas por los pensamientos y no actúan. Yo suponía que cualquier persona que pisara mi casa me iba a decepcionar y al contrario, me quedé con la mejor de las impresiones.
La Maca tenía razón, tengo que valorar lo que soy, mi casa y cómo la hemos construido. De lo poco que la conozco y hemos compartido tenemos eso en común, el sentido de la familia, el cuidado y el ser lo mejor de nosotras.
Pasaron los días y con la Maca nos tocó disertar y lo hicimos super bien. El profe nos felicitó por el informe, había cumplido la consigna de creatividad y según el lo iba a dejar de ejemplo para los próximos años. Más chamullero el caballero, siempre se da color.
— Seca compañera .— le dije a la Maca estirando mi mano para que las chocaramos.
— Las dos . — me respondió correspondiendome y después chocando nuestros puños.
Cuando chocamos los puños, se me erizaron todo los pelos del brazo y me dio un escalofríos. Supongo que era porque todavía estaba con toda la adrenalina de presentar frente a varias personas.
Desde la vez que trabajamos juntas nos quedamos como compañeras de puesto, para todas las clases que compartíamos. La Coté no se hacía rollo, en dos semanas se había hecho amiga de todos.
Era viernes y al día siguiente era mi junta con el Julián. La había esperado toda la semana y estaba un poco nerviosa. Logré conciliar el sueño después de darme infinitas vueltas, pero desperté alterada.
Había soñado que la Maca se devolvía a San Pedro, que me decía que odiaba vivir acá, que estar en Santiago no valía la pena y que no había nadie por quién quisiera quedarse. Me acordaba y me venía una presión en el pecho. Traté de borrar ese pensamiento mientras me arreglaba, pero sus palabras me habían parecido muy reales.
Me metí a instagram y había subido una historia. En ella salía con sus papás y su hermana, estaban en el costanera y la Maca había puesto "Cómo que el Mall no es la torre gigante???", yo me reí y me quedé un poco más tranquila.
Desarmé todo mi closet para elegir qué ponerme, la idea era que fuéramos al centro y ahí ver que hacer. Tampoco era algo tan organizado, pero yo tenía que ir divina, siempre con mi hermana compartimos ese sentido de querer vestirnos lindas, pero no para alguien en especial, sino que para nosotras mismas. Aunque esta vez igual había un factor externo.
—Sis, todo lo que te has puesto te hace ver hermosa.
—¡Ay Esme! Es que no me convence.
—A ver.
Tomó un polerón y me lo puso, era el complemento perfecto para mi vestido.
—Por eso te quiero tanto hermanita .— le dije abrazándola.
—¿Solo por eso?
—Mhh déjame pensar... sí.
—Ya pesá, cuando vuelvas me tienes que contar todo.
Yo le guiñé el ojo.
—Deseame suerte hermanita.
— Success!
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Amor de Papel • Rubirena •
FanfictionYo Pensaba que el amor no era para mí. Y yo busqué el amor en el lugar equivocado. M&R🌹