Amor de Papel • Rubirena •

Capitulo 4: La amistad

Rubí

Otra semana nueva había comenzado y yo ya no quería estar más en el colegio. Era la última hora y mi mirada estaba fija en el reloj. Mirar como pasaba el tiempo hacía que fuera mucho más lento. Yo ya tenía todas mis cosas guardadas, estábamos en historia y a mi no me servía escribir, con poner atención me bastaba para que me fuera decente. De igual forma en ese momento no estaba prestando atención, estaba chata.

Sonó el timbre y me fui. Siempre antes de irme pasaba al baño porque mi casa igual quedaba un poco lejos y si no iba ahora tenía que correr para no hacerme cuando llegara. Me fui como siempre sola al metro, bajé hasta al andén mirando el celular.

Levanté mi vista y estaba Macarena. Con respecto a su salida de la semana pasada con Julián, al final no salí con ellos y mi hermana al cerro porque me daba vergüenza haberle dicho que no y después que sí, era una estupidez pero no fui. Me acerqué a ella para saludarla, ya me había dicho que sin rencores.

—Hola Maca.

Ella me vio y se puso roja. ¿Tan fea soy?

—Hola Rubí

—¿Cómo estás?

—Bien.

Me cortó la conversación y se alejó un poco. Yo me volví a acercar.

—¿Qué onda? Si habíamos dicho que todo bien. Tu me dijiste que tenia que dejar de ser tan prejuiciosa, pero tu tienes que dejar de ser tan rencorosa.

—No sorry, es que pensé que me ibas a decir.... no nada, nada. — estaba nerviosa.

—¿Te tengo que decir algo?

—Eh ¡No! No.

Me encogí de hombros no entendí que le pasaba.

—¿Ahora si me vas a dejar que me vaya contigo? Me carga irme sola. — le dije.

—Depende.

—¿De qué?

—De si no haces ningún comentario desubicado.

—Oye ya po' si te pedí disculpas.

Ella se rió, nunca la había visto reírse así y se me pararon un poquito los pelos.

—Era broma oh. A mi tampoco me gusta irme sola. Me da cosa el metro.

—¿Te da miedo andar en metro?

—No, pero es que tanta gente apretada como que me sofoca un poco, no estoy acostumbrada.

—Me imagino, igual debe ser un cambio super grande para ti.

—Sí, hasta me cansa esto, pero de a poco me tendré que ir acostumbrando.

Después de eso llegó el metro y nos subimos, nuestra conversación por primera vez había durado más de cinco minutos y eso me alegraba.

—Oye y no fuiste con nosotros al cerro. La Esme nos contó que te había invitado.

—Sí es que estaba ocupada.

—Yo pensé que fue porque iba yo.

Un poco sí, le hubiera dicho.

—No, de verdad tenía cosas que hacer.

—Ah pucha, la pasamos bien.

Seguimos conversando, ella me contó dónde vivía y que vivía con sus dos papás. Y yo le conté que vivía sola con mi hermana y mi mommy. Después nos bajamos para irnos a la otra línea. La vi buscar algo en su mochila.

—¿Querí un chupete?

—No ¿Por qué voy a querer un chupete?

—Porque son ricos po'.