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—Woaa... ¡Este lugar es increíble!— Mencionó el castaño con emoción, admirando el color verdoso del césped y las esponjosas nubes en el cielo.

La sonrisa de Gyu se extendió ante las pequeñas florecitas que yacían en el suelo, mientras el viento acariciaba su cabello y mis orbes lo contemplaban.

Era una vista bonita... Él era bonito.

—¿Quieres almorzar o prefieres esperar hasta más tarde?— Pregunté en su dirección con una severa sonrisa en mis labios.

—De hecho estoy un poco hambriento, ¿qué hay para almorzar?— El castaño devolvió la pregunta mientras sobaba su barriga.

—Traje sándwiches.— Entonces Gyu aplaudió con alegría.

Era un fanático de los sándwiches.

Tomé la canasta de la comida y la dejé sobre el suelo. Tomé un mantel que había dejado dentro de ella y lo estiré en el césped, para acabar sentándome en él. El menor copió mi acción, y seguidamente sacamos las cosas de la canasta.

—Ahh, se ven deliciosos. ¿Usted los preparó?— Gyu me observó con curiosidad.

Asentí con mi cabeza, siendo limitado a no emitir sonido debido al trozo de sándwich que yacía en mi boca.

También estaba un poco desesperado por comer.

—¿Te gustan?— Cuestioné hacia el menor, una vez que tragué la comida.

—Sip, están ricos.

—Oye, y ¿dónde probaste esto antes?— Era la primera vez que almorzábamos sándwiches desde que lo conocía, debía haberlo comido en otro lado como para que le gustasen tanto.

—En el orfanato. Era el plato especial de los fines de semana.— Entonces me atraganté.

¿Plato especial? Iba a ponerme a llorar.

—Y si ese era un plato especial, ¿qué comías los otros días?— Mi rostro demostraba mi preocupación por su pasada situación.

—Solía ser un tazón de arroz.— Respondió el menor con menos ánimos.

—Ya veo...— Era triste, en serio no podía creer cómo había logrado pasar veinte años en la miseria.

—¿Qué comía usted de pequeño?— Alzó su voz en mi dirección, siendo consciente de que mi respuesta sería diferente.

—Ah... También comía arroz... con filete, ensalada... Y luego llegaba la comida del plato principal.— Tosí un poco para disimular el hecho de que había nacido en una cuna de oro sólido.

El dinero no era un problema para mí, y lo agradecía luego de oír a Beomgyu.

—Qué bueno...!— Su sonrisa fingida me partió el alma. —¿Su familia trabaja en alguna empresa en particular?— Lo oí preguntar esta vez, intentando no sentirse inferior en el ambiente.

—Algo así... Mi padre es gerente de SAMSUNG y mi madre tiene una cadena de restaurantes en la India.— Comenté con total normalidad, procurando no sonar presumido.

Gyu asintió con algo de pena. Ni siquiera quería imaginarme lo que estaría sintiendo, todos parecían tener una buena vida menos él.

Y es que era difícil. La economía era un tema complicado, no lo dudaba. Pero él y yo estábamos en rangos totalmente distintos. La diferencia era más que notoria, y aún más dolorosa para el menor, quien apenas sabía quién era y qué venía a hacer al mundo.

—No lo es todo... El dinero.— El castaño levantó un poco su mirada. —Mis padres viajan todo el tiempo, no suelo verlos a menos que sea en las fiestas de fin de año o a veces en los cumpleaños.. La gente se acerca a mí porque tengo dinero, pero termino teniendo más enemigos que amigos... Y no, el dinero no compra la felicidad... Lo único que necesito es amor, y eso es justo lo que me hace falta.— Comenté en seguida, demostrando que no era la persona más afortunada por tener una buena y estable economía.

DEAL 💋 || Taegyu [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora