DEAL 💋 || Taegyu [AU]

¹⁴ᜊ⇢ More bed, less bad

[Miércoles - 16:34]

Moría de calor.

En un ambiente en el que no podía moverme ni quitarme alguna prenda de ropa, mi cuerpo exprimía un litro de sudor a cada segundo que pasaba.

Pero Gyu tenía frío.

Su temperatura corporal era elevada, lo cual lo obligaba a sentirse congelado por cualquier vientito que rozara su piel. Entonces sus brazos me enredaban de manera asfixiante, acompañados de la manta de cinco centímetros de grosor que nos cubría sobre la cama.

—Señor Kang... ¿Está dormido?— Lo oí preguntar en cuanto me vio con los ojos cerrados.

No dormía. Me evaporaba.

—Aún no.— Musité sin acotar nada más. No me atrevía a hacerle saber lo incómodo que estaba, tal vez se lo tomaba de mala manera.

El castaño suspiró.

—Es un alivio.. No logro pegar un ojo, ¿cree que podamos conversar sobre algo? Al menos hasta que me agarre sueño.— Sugirió en seguida, a lo que abrí mis párpados para mirarlo.

Jamás lo había visto tan cerca. Era como dar un beso con los ojos abiertos, así de cerca estaban nuestros rostros. Sólo que sin chocar nuestros labios, lamentablemente.

—Está bien. ¿Tienes algún tema de conversación?— Respondí con un tono exhausto, aunque no había hecho nada en todo el día.

—¿Por qué habla como si hubiera corrido una maratón?— Cuestionó el sin vergüenza, que me obligaba a cubrirme con una frazada de algodón puro en pleno comienzo del otoño.

—Estoy muerto de calor por tu culpa.— Entonces lo solté.

El menor observó la posición de sus brazos y la manta gigante que cubría mi cuerpo.

—Ahh, ¡lo lamento!— Gyu se echó para atrás y se deshizo del acolchado que yacía sobre nosotros. —¿Por qué no lo dijo antes?— Reprochó con su ceño fruncido.

—Tú tenías frío, era una u otra.

—No tengo frío.

Y en seguida se cruzó de brazos y empezó a frotarse el cuerpo con las manos.

—¿Seguro?— Entrecerré mis ojos.

—S..S..e...g..gu...ro..

El tonto estaba temblando.

—Gyu, estira la manta.— Ordené.

—Pero usted tendrá calor.— El castaño no dejaba de ponerme a mí en primer lugar.

—Tú eres el enfermo aquí, necesitas más cuidado que yo.— Insistí, pero él volvió a negarse.

A veces era tan difícil convencerlo.

—También quiero cuidar de usted. Su cuerpo está deshidratándose en demasía a causa del sudor, no puedo permitir que se enferme.— Y de nuevo con su amabilidad indebida.

Detestaba que no se quisiera ni un poco, ponía a todos antes que a sí mismo.

—A ver.— Solté un suspiro abrumado. —¿Te molesta si me quito la camisa? De esa manera, podré cubrirme con la manta sin la necesidad de morirme de calor.— Propuse algo avergonzado.

No quería llegar a esas circunstancias.

—¿Q..Quitarse la camisa?— Gyu tartamudeó, y no por el helado del ambiente.

—No lo haré si te pone incómod--

—¡No!— Su exclamación me hizo dar un respingo.

—¿No?