Capítulo 7: Mandamás

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Alejandra's P.O.V

Eric estacionó el coche y ambos bajamos, él me acompañó hasta la entrada del edificio.

— Muchas gracias por todo — le dije mientras le sonreía — La pasé increíble — me tiré hacia él para darle un abrazo.

— Yo también la pasé increíble — correspondió mi abrazo.

— Mañana te devuelvo tu sudadera — dije adentrándome en el gigante edificio.

— No te preocupes — se despidió con la mano y cruzó la calle para llegar a su edificio.

Caminé bastante silenciosa y con los tenis en la mano para evitar cualquier tipo de ruido, era pasada la media noche.

No podía creer toda la aventura que había sido hoy, Eric se había portado súper agradable en todo momento. Le tomé muchísima confianza en las horas que estuvimos juntos, realmente había disfrutado de su compañía y esperaba pronto volver a salir con él, claro, como amigos.

— ¿Dónde carajos estabas? — esa pregunta me sacó de mis pensamientos haciendo que volteara. Era Jana sentada en el sofá con Pedri — Estaba muerta de preocupación por ti, no contestabas el celular — reclamó.

— Fui a comprar un chip — dije y masqué mis labios.

— ¿Estuviste todo el día comprando el bendito chip? — preguntó ella cruzándose de brazos, pero yo no contesté.

— La tenías como loca sin saber que hacer — dijo Pedri bastante serio.

— ¿De quién carajos es esa sudadera? — cuestionó Jana — ¿Y por qué tú short y tú cabello están mojados? — señaló.

— Es que nos desviamos a la playa — comenté — Lo siento, no sabía que te habías preocupado por mí — dije dándole un abrazo — No volverá a pasar, lo prometo — dije riendo un poco.

— Hablé con Pedri porque no sabía a quien más hablarle, Laia no regresará hoy a dormir — comentó soltando el abrazo.

— No volverá a suceder — dije compasiva — Ve a dormir, seguro estás cansada — le regalé una sonrisa.

— Gracias por tu ayuda Pedri, disculpa que te haya molestado, cúlpala a ella — se dieron un beso en la mejilla.

— No fue una molestia — contestó.

— Descansa — dijo dándome un beso en la mejilla y alejándose lentamente.

— Gracias por calmarla, no tenía ni idea de que se preocuparía — le di una pequeña sonrisa mientras me sentaba junto a él en el sofá.

— No contestabas el celular, yo sólo te había visto salir con Eric — mencionó.

— Con él estuve — suspiré.

— Pues que hicieron, salieron desde medio día — dijo irónico, riendo levemente.

— Qué te diré... — dije recordando todo lo que había vivido mientras se formaba una sonrisa en mi rostro — En fin, yo también me voy a dormir — comenté levantándome del sofá.

— Para las próximas ocasiones, debes estar dentro del campus a más tardar las diez — dijo él, haciendo que yo me cruzará de brazos.

— Tú no me vas a decir a qué hora debo regresar — reí irónicamente.

— Son las reglas, no te lo estoy diciendo yo — dijo poniéndose de pie.

— Pues lo siento mucho, pero me importan muy poco las reglas — me encogí de brazos.

Contra Las Reglas; Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora