Capítulo 8: Sesión de Fotos

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Alejandra's P.O.V

— No soy muy fan del sol, en general — confesé riendo.

Pude ver qué muchos del equipo masculino llegaban poco a poco.

— Uh — espetó — Chica nocturna — dijo.

— Totalmente — dije — En la noche, todo es más interesante — comenté.

— Eres una chica de fiesta... — dijo sentándose en el camastro al lado del mío.

— Me descubriste — levanté las manos en señal de inocencia.

— Pero juegas fútbol, no es una vida que normalmente llevamos — rió.

— El fútbol no era mi prioridad — dije recordando todo lo que era mi vida hace menos de una semana — Yo estudiaba una carrera universitaria y el fútbol era solo mi pasatiempo — reí.

— ¿Nunca pensaste en dedicarte al fútbol? — preguntó y yo me límite a negar.

— Es de esas llamadas que llegan una vez en la vida — comenté y él asintió.

— Pues vaya suerte...

Le sonreí, era tan fácil hablar con él y pasarla bien.

***

La tarde se había pasado volando.

Poco a poco todos se habían ido de la piscina a sus habitaciones. Todos excepto Pedri y yo, no habíamos podido dejar de hablar sin parar de cualquier tema que viniera a nuestra mente.

Ambos estábamos sentados en el mismo camastro, el otro lo habían ocupado los demás y lo dejaron perdido.

— ¡No puedo creer que despertaste con toda la cara llena de arequipe! — exclamó Pedri sin dejar de reír.

— Era guerra de bromas con mi hermano — expliqué haciendo que él riera más — ¡Tengo el sueño pesado! — intenté defenderme sin ningún cambio en su actitud, él no podía dejar de reírse.

— Demasiado pesado — dijo él dejando de reír haciendo que yo rodara los ojos y riera un poco — Eres divertida — comentó sonriéndome.

— Te reíste de mí, no conmigo, grosero — dije — Te odio — empujé un poco su pecho al ver que no dejaba de sonreír. Él hábilmente tomó mi muñeca y me atrajo un poco hacia él.

— Es imposible que me odies — dijo él bastante lento mientras nuestras respiraciones se cruzaban y la sonrisa no se borraba de su rostro — No estarías tan tarde conmigo si me odiaras — dijo bajando su mirada a mis labios.

— Tienes razón — vi sus labios — Ya me voy — me paré del camastro, pero fue sin éxito porque él me devolvió a mi sitio jalando suavemente mi muñeca.

Vi como sus ojos se ponían un poco más oscuros y tenía una sonrisa maliciosa.

¿Quieres jugar?

¡Juguemos!

— De aquí no te vas a ir — dijo acercándose mucho más a mi.

— ¿Qué es lo que quieres? — dije con la respiración entrecortada, estábamos a centímetros del otro.

— Tú sabes perfectamente lo que en este momento quiero — dijo mientras pegaba totalmente nuestras frentes dejando nuestros labios a escasos centímetros de distancia y posicionando su mano en mi pierna mientras la acariciaba suavemente con las yemas de sus dedos haciendo que las mariposas en mi estómago se alborotaran.

Lo único que podía pensar en ese momento al ver aquellos carnosos, pero lindos labios tan cerca de mí era que quería besarlo, pero no se lo dejaría tan fácil.

Contra Las Reglas; Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora